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lecturas de estío

Mis mejores chistes, por José Montilla

Todos lo esperábamos y por fin ha llegado: el gran libro de los chistes de José Montilla, ese humorista que ha logrado reunir, de forma envidiable, la capacidad de elaborar hilarantes gags con la facilidad para contarlos. Por eso ha sido un gran acierto del Tripartit elegir el formato de videolibro para esta edición.

La valentía de Montilla, además, dejará sorprendidos a los lectores. Abandonadas las sutilezas, se lanza, con éxito, por el peligroso mundo de la bufonada y la chanza irrespetuosa. Juega con arrojo, convencido de su poder, y entra en la batalla cuerpo a cuerpo con otros conocidos humoristas, a los que parece decir: "No me dais miedo, Morancos; nada temo de ti, Chiquito; te gano en todo, José Mota".

Es cierto que Montilla posee un físico privilegiado para el humor, pero su capacidad de sacarle partido es memorable. Solo desde esta facilidad innata puede entenderse el grado de perfección de sus imitaciones. Si sublime es la de Artur Mas, todavía más graciosa resulta la de Puigcercós, e insuperable la de Duran i Lleida, aunque nosotros preferimos ese número que cuenta con la participación especial y desinteresada de Manuel Chaves, en la que ambos intercambian los papeles: el vicepresidente hace de Montilla y Montilla se trabuca como Chaves.

Pero es posible que nada iguale ese diálogo, mezcla de Groucho Marx y Cantinflas, que cierra el volumen, entre un hipotético president de la Generalitat catalana y el presidente del Gobierno de España. Con esa desbordante fantasía que le caracteriza, Montilla imagina un president andaluz, que además se empeña en hablar en castellano a un Rodríguez Zapatero que se obceca en hablar catalán. El diálogo, por cierto, empieza de esa forma que nuestro autor ya ha dejado para la posteridad: "¿Oiga? ¿Está Zapatero? Pues que se ponga".

Pero hay aún otra aportación creativa que estamos seguros que facilitará el éxito del videolibro: sus chistes regionales, magnífico retrato de los hombres y pueblos de España: el cazurro aragonés, el grave castellano, el gallego desconfiado, el vasco tosco y, no podía faltar, el madrileño castizo y chulo.

¡Son tan graciosos el andaluz chispeante y el catalán agarrado!

Edita: L'alegria de L'horta, Edicions del Tripartit.

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