La lluvia inunda Aguilar horas después de la riada que mató a dos vecinos

Los vecinos de Aguilar de la Frontera no pudieron dormir tranquilos la noche después de la riada en la que murieron dos vecinos. Entre las tres y las cuatro de la mañana, todo el pueblo se quedó en vilo: una tormenta que dejó 40 litros por metro cuadrado, según datos de la Diputación de Córdoba, volvió a anegar bajos de viviendas y cocheras. Los colectores de agua, taponados ya por el barro, no podían evacuar el agua. Francisco Juan Martín, segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento, señaló que las precipitaciones, "afortunadamente, no ocasionaron daños graves".

La reparación y limpieza de los colectores y los desagües son una prioridad para permitir el drenaje del agua y evitar más inundaciones. "Lo que ha hecho el agua es increíble", decía ayer el edil. Técnicos del Ayuntamiento y de la Junta trabajan en cuantificar los daños. "Todavía es pronto para dar una cifra, pero serán varios millones de euros", aseguraba el teniente de alcalde.

Una tormenta hace huir a miles de antequeranos que iban a la feria

Martín explicó que las labores de limpieza son intensas en El Tejar, una de las barriadas más afectadas por la tromba, y las carreteras que unen el pueblo con el cementerio y el vecino pueblo de Puente Genil. "Van a hacer falta muchos días para volver a la normalidad", dijo.

El delegado de Presidencia de la Diputación de Córdoba, Fernando Expósito, detalló ayer las incidencias en las vías de comunicación afectadas. Tres carreteras provinciales a su paso por Aguilar de la Frontera (la CO-5211, CO-5212 y CO-5301) perdieron su firme y permanecen cortadas.

La tormenta del lunes fue histórica en Aguilar. Se alcanzaron los 226 litros por metro cuadrado. La tromba dejó dos muertos que circulaban en su vehículo por un paraje cercano. Los fallecidos, una mujer de 56 años y un hombre de 29, fueron enterrados ayer. El funeral congregó a 6.000 personas.

En Bujalance, el otro municipio cordobés afectado por la riada, se ofició el funeral por la tercera víctima mortal, un hombre de 36 años que murió aplastado al caérsele encima un muro de su casa. A los daños personales y materiales, Bujalance sumó una importante avería que dejó sin agua a este pueblo y a Cañete de las Torres. La suspensión del suministro se debió a la rotura de una tubería a causa de la intensa lluvia. Dos camiones cisternas de la Diputación de Córdoba recorrieron los barrios y abastecieron de agua a los vecinos. "Usamos el agua para lavar enseres personales de la casa y para ducharnos. Lo hacemos a la antigua, con cubetazos de agua", explica María Carrasco , una vecina del pueblo. "Mucha gente se queja de que no se advirtiese antes de que se iba a cortar totalmente el agua", continúa.

El alcalde de Bujalance, Rafael Cañete, dijo ayer que esperaba que la reparación de la tubería "en las próximas horas". Pero por la tarde, el agua no había vuelto.

En Antequera, cuando los vecinos decidieron lanzarse a la calle para inaugurar su feria de agosto, el cielo descargó una tromba de agua que, en apenas unos minutos, sumió a la localidad es un caos. Las miles de personas que se habían congregado para ver el pasacalles popular empezaron a correr para resguardarse del agua y, entre tanto movimiento, decenas de niños se perdieron de sus padres. Cayeron 20 litros de agua por metro cuadrado en 15 minutos que arrastraron contenedores y desbordaron alcantarillas, informa Inés Santaelulalia.