Escándalo taurino en Málaga
Suspendida la primera corrida de la feria al rechazar los veterinarios 14 toros
La primera corrida de toros de la feria de Málaga fue suspendida al mediodía de ayer por la presidenta del festejo, Ana María Romero, al ser rechazadas hasta 14 reses, y ante la decisión de la empresa de aceptar la suspensión y no presentar más toros.
El cartel anunciaba una corrida de la ganadería salmantina de Rivera de Campocerrado para los diestros Manolo Sánchez, César Jiménez y Oliva Soto.
Ante la decisión de la autoridad, el empresario malagueño, Fernando Puche, pretendió que se aprobaran, al menos, cuatro de los toros anunciados, a fin de evitar la obligación reglamentaria de devolver el importe de las entradas a los espectadores que así lo requirieran, pero, ante la firmeza del equipo presidencial, prefirió aceptar la suspensión.
El asunto ha alcanzado ribetes de escándalo entre la afición de esta plaza de primera categoría -una de las tres andaluzas, junto a Sevilla y Córdoba-, porque es no fácil entender que se acepte sin más la suspensión de un festejo de una feria del prestigio de la malagueña, y en un momento, además, de especial sensibilidad social ante la actuación de los taurinos.
En primer lugar, porque sobran toros en el campo -sólo el pasado año quedaron sin lidiar más de dos mil reses a causa de la crisis económica-; y, por otra parte, porque es obligación de la empresa presentar toros con la presencia que exige una plaza de primera. En este caso, la de Málaga, propiedad de la Diputación Provincial, pero gerenciada por una sociedad formada por Fernando Puche y, curiosamente, por los toreros Francisco Rivera Ordóñez y Javier Conde.
Sin duda, la modestia del cartel ha debido influir: ni la ganadería era de postín y, por tanto, más barata para las arcas de la empresa, ni los toreros lucían el fulgor de las figuras. Se supone, pues, que no habrá habido colas en las taquillas.
Así las cosas, si se sustituyen al menos tres toros del hierro anunciado, los espectadores -incluidos los abonados- pueden exigir la devolución de su dinero. Este dato no es baladí y hubiera supuesto, con toda seguridad, un descalabro económico para la empresa. Una adversidad que no hubiera tenido lugar si los empresarios presentan unos toros que hubieran pasado el reconocimiento veterinario y el aprobado presidencial. De todos modos, y en pura lógica, la suspensión lleva consigo la devolución del precio de las entradas vendidas.
Como las desgracias nunca vienen solas, el diestro Cayetano, que está anunciado dos tardes en esta feria, sufrió ayer una cogida en Baeza (Jaén) que le produjo una posible fractura de clavícula, por lo que, con toda probabilidad no podrá estar presente en Málaga. En resumen, un garrafal error empresarial, una acertada decisión de la autoridad y una herida más, fea y profunda, a la fiesta de los toros de la mano de sus propios protagonistas.
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