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Reportaje:SIN COCHE | Ontígola

Madrileños al otro lado de la frontera

Un pueblo de Toledo que hace toda su vida en la cercana Aranjuez

Juan Diego Quesada

Existe un lugar habitado por gentes que beben agua del Canal de Isabel II, estudian en centros que llevan por nombre a Domenico Scarlatti y aun así, paradójicamente, no son madrileños. Habitan al otro lado de la frontera, en la provincia de Toledo, pero en su día a día viven al igual que cualquier gato, pues los habitantes de Ontígola pasan buena parte de la jornada haciendo recados o yendo al médico en Aranjuez.

Pueblo de perdices, galgos y olor a cartuchos, la mejor forma de llegar hasta aquí es agarrar el tren de Cercanías hasta Aranjuez (con suerte, en el camino aparece Tiqui el Guaperas, de 83 años, que se gana unas monedas cantando flamenco y taconeando entre los vagones). Una vez allí, un autobús que pasa de tarde en tarde acerca hasta Ontígola por un euro, o como segunda opción, se puede negociar con un taxista un trayecto por siete.

"Con el 'boom' de la construcción no queda ni una vid ni un olivo"
Al Litri le quitan de las manos el cordero y las judías con liebre y perdiz

"No hay nada que ver en este pueblo, no sé a qué viene", advierte un cenizo nada más llegar al centro del municipio, después de pasar una rotonda coronada por unas letras góticas que advierten que se pisa tierra de Ontígola. Ni caso. Mejor preguntar a Emilio Muñoz y Esteban Bustos, dos jubilados, de los de bastón y calcetines blancos, que toman el fresco en la puerta de una casa: "Esto era un pueblo de agricultores, de gente humilde, pero llegó el boom de la construcción, todo el mundo se dedicó a eso. El resultado es que no queda ni una vid ni un olivo en pie. Eso es lo que hay que contar".

Tiene razón. A lo lejos se descubren grandiosas urbanizaciones con pisos de uno, dos, tres dormitorios, con garaje y piscina, muchas de ellas casi deshabitadas. Los que viven suelen ser matrimonios jóvenes de Aranjuez que compraba pisos en Ontígola a mitad de precio. La gran mayoría de ellos ni siquiera están empadronados, por lo que el pueblo tiene una población fantasma cifrada en varios miles de personas.

Las paradas de autobuses desparramadas por todo el municipio son un bullicio que va y viene a Aranjuez. Dolores baja con las bolsas de la compra ("prefiero hacerla allí, tengo más género"), una madre lleva su hija a que se ponga una vacuna, y un veinteañero que acude en busca de su novia.

¿Un lugar para disfrutar en este pueblo fronterizo? Sin duda el Castillo de Oreja, un antiguo poblado a las afueras que quedó desierto hace 25 años, cuando murió el último de sus moradores. Aunque en ruinas, en pie se mantiene un fuerte, una torre rectangular de piedra y una iglesia parroquial donde se esconde la Virgen del Rosario. Es un lugar tranquilo, donde en las mañanas de intenso calor apenas se dejan ver las lagartijas, pero el 15 de agosto, este domingo, se organiza en el lugar una romería a la que acude gente de todos los lugares. Se pasea la Virgen por las casas derruidas y fantasmales, levantadas hace 10 siglos por los moriscos.

¿Un personaje digno de conocer en Ontígola? Todo el mundo señala al mesón El Furtivo, regentado por Francisco Calderón Pacheco, más conocido en el sitio como Litri. Al llegar está haciendo la recaudación de la máquina tragaperras y para llamar su atención nada mejor que preguntarle por los retratos de galgos que llenan en las paredes. "Ese, el del centro, que se llamaba Cosquilla nos dio muchas alegrías hasta que en una carrera le reventó una vena y se me murió". Acto seguido invita a subir a la parte de arriba del local, que es donde sirve las comidas, presidido por cuadros de toreros, poemas a maestros muertos como El Yiyo y Paquirri, al lado de jamones y ristras de ajos. "Esto no se encuentra en otro sitio. Mira qué techos, qué suelos de madera, con más de 200 años", explica orgulloso. La especialidad es el cordero, el cochinillo y las judías con liebre y perdiz. "Me los quitan de las manos". La realidad es que hace años aquí se montaban las juergas más famosas de los alrededores: "Contrataba a fulanas y travestis para que me hiciesen un show todas las noches. La gente salía de aquí cocida y dando tumbos. Hasta que se acabó el invento. La Guardia Civil puso el sopleo (controles de alcoholemia) en la cuesta de al lado y se me acabó el chollo". El salón lo preside un cuadro suyo, al lado de un torero, en el que aparece con pelo, pero advierte que era una peluca. Una cosa antes de marchar, ¿por qué le llaman Litri? "Mi padre odiaba a ese torero, él era de Domingo Ortega. El maestro de mi escuela discutía con él todos los días quién era mejor. Para hacerle la puñeta, en clase dijo que yo era Litri. Y así se me quedó el nombre. Cosas de este pueblo".

Ontígola

- Con 4.300 habitantes, se encuentra en la provincia de Toledo. Linda con los municipios de Aranjuez, al norte, Noblejas al este, y Ocaña al sur.

- El trayecto de idea y vuelta desde Madrid (por Cercanías y autobús) cuesta 8,35 euros.

- Las fiestas patronales se celebran la última semana de julio en honor de la patrona, la Virgen del Rosario.

- Una de las batallas durante la Guerra de la Independencia lleva el nombre del pueblo, en el que murió el duque de Rivas

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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