Cae una red que explotaba a mujeres en turnos de 24 horas
Primero eran explotadas, humilladas y condenadas al hacinamiento. Después, promocionadas a la cúpula de la organización. El Cuerpo Nacional de Policía ha desmantelado una red de prostitución internacional que extorsionó en España a decenas de mujeres de Europa del Este desde 2007. Entre los 11 detenidos, en su mayoría chicas del Este, se encuentra A. S., Alesia, ucrania de 33 años, residente en Tenerife, que actuaba como jefa del grupo en España. Desde su móvil y "de forma mafiosa" coordinaba sendos pisos donde se ejercía la prostitución en Tarragona y Castelldefells y el burdel La Casa del Placer de Sant Boi de Llobregat (Barcelona). Asimismo, se encargaba de reclutar a las futuras meretrices en sus países de origen, y de supervisar el trabajo de los matones que protegían los locales, que también han sido detenidos.
Confinadas a la semiesclavitud, las mujeres permanecían un mínimo de 21 días en cada prostíbulo. Afrontaban jornadas de trabajo maratonianas -turnos de 24 horas al día, disposición absoluta a prestar servicios sexuales-. Destinaban la mitad del mínimo de 60 euros de cada servicio sexual a sus explotadores. Estos, a su vez, les cobraban 10 euros diarios por la manutención y el alojamiento, y les multaban cuando incumplían las normas de un código interno no escrito.
Barcelona y Tarragona
La investigación se inició en junio de 2009 cuando las autoridades rusas advirtieron a España de la presencia en Tenerife de una red de prostitución integrada por ciudadanos de este país. Las pesquisas revelaron que las actividades del grupo se extendían también a Barcelona y Tarragona, y revelaron que al menos 10 mujeres, ejercían la prostitución en los clubes de la organización contra su voluntad. Eran chicas de origen ruso, ucranio, y moldavo, de entre 19 y 30 años.
Las detenciones han frustrado la apertura de un club en Madrid, que iba a dirigir una mujer de la cantera (ex prostituta ascendida a encargada). La promoción interna era una de las singularidades de la red. Las trabajadoras que demostraban lealtad, entrega, y superaban un periodo de prueba eran llamadas a tareas de responsabilidad, como la dirección de un club o la elección de los nuevos emplazamientos para el negocio sexual (pisos bajos, de fácil acceso y con escasos vecinos).
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