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Crítica:LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Damián Castaño, herida y premio

Cuando salen novillos con tantas facilidades como los de Montealto se echa en falta la labor de las escuelas taurinas. La novillada de Montealto, salvo el quinto novillo más complicado y manso, tuvo todo para que los chavales diesen lo mejor de sí.

Ni saben lucirse ni saben defenderse... Antonio Espaliú intentó, como en la tarde de su presentación, dejar patente que sabe torear bien y con gusto, pero lo que le falló, lo que no supo hacer, fue acoplarse a sus adversarios. Le falta mucho por mejorar y pulir. Normal, es novillero. Lo pasó especialmente mal con el manso quinto. En cualquier caso, el sello de apoderamiento de Miguel Flores, descubridor de Morante de la Puebla, será suficiente para volverle a abrir las puertas de Madrid.

MONTEALTO / SÁNCHEZ, CASTAÑO, ESPALIÚ

Novillos de Montealto: bien presentados, nobles, codiciosos, salvo el quinto, manso y abanto. Del primero al cuarto fueron aplaudidos en el arrastre.

Juan Pablo Sánchez: estocada, saludos desde el tercio; estocada tendida perdiendo la muleta, oreja; y estocada, palmas.

Damián Castaño: entró en dos ocasiones a matar a su primer novillo

y resultó prendido en ambos casos.

Antonio Espaliú: cinco pinchazos y estocada, palmas; media estocada tendida, silencio.

Se desmonteró David Adalid por un par de banderillas en el sexto.

Plaza de toros de Las Ventas, 8 de agosto. Media plaza.

Juan Pablo Sánchez, algo más preparado que sus compañeros, debió pasar a la final del ciclo de novilladas de promoción porque, dentro de lo que cabe, supo aprovechar mejor las virtudes de los oponentes. El esperado premio era una novillada más en la Feria de Otoño, el ciclo que cierra la temporada en Madrid. Su próxima alternativa le impide beneficiarse del premio, por lo que ocupará su lugar Damián Castaño, que fue el protagonista de la tarde.

El novillero salmantino, hermano de Javier Castaño, aquel que heló las venas de toda la plaza por su valor seco una tarde de mayo, está muy verde, cierto, pero tiene arrojo. Una buena actuación el domingo anterior le permitió repetir.

Castaño dejó un buen saludo de capote. Aunque citando muy al hilo del pitón, consiguió hilvanar tandas de mérito y se fue a por el estoque. Tenía casi una oreja cortada y se precipitó. En un primer intento en la suerte contraria se llevó una voltereta. En el segundo, sin pararse a cuadrar al novillo, entró de frente, sin sitio para salir, y fue directo a la enfermería con una herida en la cara anterior del tercio superior del muslo derecho, con una trayectoria de 20 centímetros que causó destrozos en el recto anterior y contusiones en la femoral. El pronóstico es grave.

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A pesar de la cornada tiene motivos para estar contento; va a torear tres tardes en Las Ventas.

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