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Entrevista:CARLOS DO CARMO | Cantante de fados

"Los bohemios verdaderos, ayer y hoy, siempre fueron pocos"

Nació en Lisboa, claro, en las navidades de 1939, y en estas siete décadas no ha hecho sino consolidarse como el padre genuino del fado moderno. Carlos Alberto do Carmo Almeida es a estas alturas un símbolo nacional portugués, el hombre que en 1964 abandonó sus estudios de hostelería para consagrarse a la canción popular y desde entonces ha registrado casi 40 discos y obtenido docenas de trofeos y reconocimientos por todo lo ancho del planeta.

Habría superado la edad de jubilación incluso tras los últimos reajustes gubernamentales, pero Carlos do Carmo siente que aún le queda mucho trabajo por hacer: fue la mano derecha de Carlos Saura para la película Fados (2007), apadrinó a la fadista donostiarra María Berasarte y acaba de protagonizar una antología de 10 discos compactos que ha puesto en circulación el diario lisboeta Público. Esta noche, en los jardines de Sabatini (22.00, entradas de 18 a 35 euros), se reencuentra con sus fieles madrileños y una imborrable colección de clásicos a las espaldas: Lisboa menina e moça, Duas lágrimas de orvalho, Bairro alto, Por morrer uma andorinha...

"Intento disfrutar cada momento, la vida es un viaje con final garantizado"
"Lisboa es una luz que me ilumina el alma. Por eso le canto"

Pregunta. ¿Es usted lo que habitualmente se entiende por un artista mítico?

Respuesta. Eso del mito no me gusta. En España acostumbran a llamarme maestro y lo considero un gesto de ternura.

P. En su condición de hombre sabio, ¿cuál diría que es la mejor lección que le ha enseñado la vida?

R. Fui hijo, fui nieto, soy marido, soy padre, soy abuelo y tengo amigos. Cada uno de estos interlocutores fue y es una lección de vida.

P. Hace poco tuvo oportunidad de soplar las velas de su 70 cumpleaños. ¿Aprovechó para celebrarlo de alguna manera singular?

R. La vida es un viaje con un final garantizado. Por eso yo intento disfrutar en cada momento de lo que ella me ofrece. Siempre.

P. ¿Echa de menos sus años mozos, cuando por el domicilio familiar era testigo de un continuo y permanente trasiego de artistas, intelectuales y poetas?

R. Conviene no mitificar. Los bohemios verdaderos siempre fueron pocos. Y esa regla es válida para ayer, hoy... y mañana.

P. Usted encarna el fado clásico y elegante. ¿Hasta dónde podemos innovar en el género sin que pierda su autenticidad?

R. Le agradezco que me considere elegante y clásico, pero permita que lo matice: a lo largo de mi trayectoria también he realizado algún que otro experimento musical verdaderamente loco. Benditos los jóvenes que creen en la innovación; no por decreto, sino porque lo sienten así.

P. En estos momentos de congoja, con Portugal y España padeciendo una crisis severa, ¿cómo reunir fuerzas para escuchar la congoja de un buen fado?

R. Ya hemos vivido en Portugal momentos mucho más negros y más difíciles que los que atravesamos en la actualidad. No creo que haya canciones acongojadas o doloridas. En todo caso, hay oídos doloridos.

P. ¿Y el desamor? ¿No es ese un argumento de peso?

R. Sí, pero no el único. Al igual que un elevado porcentaje de artistas, yo también me considero bipolar. Cada disco y cada concierto son el espejo de mis ups and downs .

P. ¿Por qué seguir cantándole, una y otra vez, a Lisboa?

R. Porque no es solo una ciudad ni un espacio físico. Lisboa es una luz que me ilumina el alma. Por eso le canto.

P. ¿El fado es el flamenco de la Iberia septentrional?

R. Fado y flamenco son almas gemelas. Por eso, cuando quieren profundizar su relación lo hacen con naturalidad. Recuerde a Mariza y Miguel Poveda cantando Meu fado meu...

P. Después de casi cuatro décadas acompañándose del guitarrista José María Nóbrega, ¿lo suyo ya es más que un matrimonio?

R. Mi relación con José María siempre ha sido de respeto mutuo, con la lealtad siempre presente. Esa es la razón principal de que llevemos tanto tiempo juntos. Se transformó en amistad.

P. Ahora encabeza usted los trabajos para proclamar al fado como Patrimonio de la Humanidad. Intente convencernos, por favor.

R. Deseo sinceramente que el jurado de la Unesco apruebe nuestra candidatura. Hemos invertido mucho trabajo en la investigación y recogida de una herencia que se prolonga durante más de 160 años. Es un legado tan auténtico y diferente que debería reconocerse como patrimonio oral de la humanidad. Y yo me sentiría muy orgulloso de verlo.

P. Una última curiosidad, maestro. ¿Se puede ser fadista y ser feliz?

R. ¡Por supuesto!

El cantante de fados Carlos do Carmo, durante una entrevista en 2007.
El cantante de fados Carlos do Carmo, durante una entrevista en 2007.BERNARDO PÉREZ

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