"Entiendo que no quieran venderme"
Cesc descarta su fichaje por el Barcelona y seguirá un año más en el Arsenal
Carpetazo a uno de los culebrones futbolísticos del verano: Cesc Fábregas jugará en el Arsenal la próxima temporada, según aseguró ayer el propio futbolista. Primero, a Arsène Wenger, el técnico del club inglés, y luego, al público en general en un comunicado. "No puedo negar que unirme a un club como el Barcelona no sea algo que me atraiga. Se trata del lugar en el que aprendí a jugar al fútbol. Es mi casa, donde están mis amigos y mi familia y donde siempre he soñado jugar. No hay muchos futbolistas en el mundo que no quieran jugar en el Barcelona", afirma Cesc en la nota.
Más adelante, el centrocampista asegura haber estado en contacto con Wenger durante los últimos meses tanto por teléfono como en persona. "La conclusión es que el Barcelona ha realizado dos ofertas formales que han sido rechazadas por el Arsenal. Soy un profesional y entiendo perfectamente que el Arsenal no quiera venderme", apostilla.
Ya por la tarde, el Barcelona hizo público otro comunicado en el que hacía constar que lamenta que el Arsenal haya declarado intransferible al jugador y en el que, a su vez, asegura que ninguna de las dos ofertas que presentó por él superaban los 40 millones de euros.
Hace tres meses, antes de que España se concentrara para encarar el Mundial de Sudáfrica, el regreso de Cesc al Barcelona parecía encarrilado. Todos los actores que iban a participar en la operación remaban en la misma dirección para que nadie, ni Fábregas, ni el Arsenal ni tampoco el club azulgrana, saliera trasquilado. El desenlace lleva a pensar que alguna de las partes no lo hizo.
Sandro Rosell el entonces candidato a la presidencia del Barça, aseguró que haría todo lo posible para traer de vuelta al jugador. En ese sentido, Josep María Bartomeu, actual vicepresidente deportivo de la entidad, llegó a decir que las negociaciones iban a ser coser y cantar. "El Barça lo tiene fácil. Ojalá en todos los fichajes se dieran unas condiciones tan favorables", dijo el 3 de junio.
Por su parte, Cesc trasladó a Wenger, su padre futbolístico, su deseo de regresar a casa. El técnico le tranquilizó y le pidió que confiara en él. Conquistado el Mundial con España, el catalán volvió a ver a Wenger, quien le reconoció que, en su reunión con Rosell, éste le confirmó que no le consideraba "imprescindible".
Ni el interés mostrado por Pep Guardiola ni los guiños del propio Cesc han servido para que vuelva al Barcelona, que presentó una primera oferta de 36 millones, y que anteayer, el día que el volante volvió a entrenarse con la camiseta del club londinense, subió la puja.
El desenlace y la nota pública del jugador confirman que la reacción azulgrana no fue suficientemente contundente o llegó demasiado tarde.
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