La Guardia Civil detiene en siete meses a 2.166 maltratadores
La cifra creció entre junio y julio en 409 nuevos casosDe 28 sentencias de los juzgados penales de la ciudad, 17 fueron absolutorias
La Guardia Civil detuvo en los siete primeros meses de este año a 2.166 maltratadores en la Comunidad Valenciana. Solo 409 de ellos el pasado mes de julio. La cifra de detenidos es aún mayor. Si sumáramos la de la policía nacional, que ni la Delegación del Gobierno ni la Jefatura ni el Ministerio de Igualdad han facilitado, serían más de 5.000 los detenidos. Es un poco más alta que el año pasado. Refleja una constante de persecución de una tipología delictiva que no desciende en intensidad y que no tiene un reflejo proporcional en el número de condenas. La principal razón es que la víctima, en la mayoría de los casos, se niega a declarar contra su pareja. Salvo testigos presenciales o partes de lesiones, el juez se queda sin indicios sólidos para seguir adelante con la causa.
La mitad de las víctimas se niega a seguir adelante con una denuncia
La frase más repetida es que se escarmiente al maltratador
Ayer mismo, el Delegado del Gobierno para la Violencia sobre la Mujer, Miguel Lorente, presentó un balance general de lo que va de año en la lucha contra la violencia machista. Reconoció que el verano, la época de vacaciones, es con mucho la peor del año. Eso explica que una parte importante de las detenciones practicadas por la Guardia Civil se concentre en el mes pasado. Fueron puñetazos, patadas, empujones, insultos, amenazas, en la calle y en casa, en ocasiones delante de menores. En la mayoría de los casos, la intervención es fruto de la denuncia de la propia víctima. Un número importante de casos obedece a la denuncia que realizan los facultativos sanitarios cuando atienden a una mujer agredida. Y el menor número de casos es por advertencia de personas del entorno familiar.
"Hemos avanzado mucho en la concienciación social. Es mucho más fácil de lo que lo era hace no mucho tiempo que cualquiera que pase por la calle y vea un abuso de este tipo intervenga o lo denuncie. Sin embargo, solo una minoría de casos, excepcionalmente, tiene a un familiar como impulsor de la denuncia. Como mucho, vemos que hay familiares que colaboran para que la víctima denuncie. Realmente, solo son denunciantes cuando las víctimas son muy jóvenes", afirma la fiscal de violencia sobre la mujer y portavoz de la Fiscalía de Valencia, Susana Gisbert.
La Guardia Civil defiende su compromiso con la lucha contra la violencia machista, aunque reconoce que muchos de los asuntos quedan en nada, "lo que supone en ocasiones una frustración para los agentes que están viendo un riesgo, que lo han valorado", aseguran desde el instituto armado. La fiscal Gisbert reconoce el esfuerzo de las fuerzas y cuerpos de seguridad. "Los atestados son cada vez más completos y creo que su actuación responde a una cada vez mayor sensibilidad. Pero padecen, de una u otra forma, como todos los operadores judiciales, de una sobrecarga de trabajo que les impide discriminar. La ley no lo pone fácil. Es evidente que no es lo mismo un insulto en una discusión o una amenaza verbal que una amenaza con un cuchillo, pero está todo metido en un inmenso saco".
La mayoría de las detenciones de la Guardia Civil se produjeron en fin de semana. El perfil del detenido es el de un hombre de más de 40 años, mayoritariamente español, aunque el número de extranjeros va en aumento. De los 2.166 detenidos entre enero y julio de este año, en Alicante se concentraron 968; en Valencia, 827; y en Castellón, 371.En el mes de julio, los juzgados de Lo Penal de Valencia dictaron 28 sentencias sobre asuntos de violencia sobre la mujer. De ellas, 17 fueron absolutorias: (14 porque la víctima se acogió a su derecho a no declarar y no hubo posibilidad de seguir adelante y tres absolutorias al valorarse los indicios como insuficientes para condenar). De las demás, cuatro fueron condenas con menor pena de la solicitada por el fiscal; seis fueron condenatorias de conformidad entre las partes; y una fijó una pena, sin conformidad del acusado, de acuerdo con la petición del fiscal.
"No es una excepción. El trabajo se hace, pero hay obstáculos importantes, dejando al margen la sensibilidad de cada cual. La pervivencia del artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que es del siglo XIX y no estaba previsto ni mucho menos para estos supuestos, que permite a la víctima no declarar contra su agresor, es el mayor de todos. Significa aceptar una excepción que impide que un testigo, obligado a declarar y decir verdad, nos facilite la información necesaria para mantener una acusación", afirma la fiscal de violencia, Susana Gisbert.
Según ella, la mitad de los detenidos que llegan a los juzgados son por casos que no van más allá. De la otra mitad, la mayoría se inicia porque la mujer asegura que quiere seguir adelante con la denuncia, pero luego no lo hace. Los que continúan judicialmente se resuelven o en faltas o en juicios rápidos ya en Lo Penal. "La frase más veces repetida es la de que demos a los maltratadores un escarmiento, pero que no les alejemos ni les condenemos", asegura Gisbert.
Ejemplos de lo que relata son algunas de las sentencias de este pasado mes de julio. El Juzgado de Lo Penal número 17 de Valencia, con sede en Paterna, celebró a mediados de mes un juicio porque una mujer acudió a un servicio de urgencias con una contusión en el cuarto y el quinto dedo de la mano izquierda y dolor muscular en el antebrazo. Los facultativos denunciaron lo que les parecía, teniendo en cuenta el comportamiento de la mujer, un maltrato. La Guardia Civil de Benaguasil detuvo a la pareja de la víctima. Ella no quiso dar explicación alguna del origen de su lesión y, menos aún, declarar contra él. Por su parte, el detenido y luego imputado se negó incluso en el juicio a declarar. La juez se vio obligada a archivar el asunto porque no contaba con ninguna prueba directa. ¿Se investigó algo más de lo que podía haber en esa relación? No, porque el procedimiento no lo permite si la víctima no colabora.
El Juzgado de Lo Penal número 2 de Valencia juzgó también el mes pasado un asunto por unos hechos ocurridos en 2008. Una mujer, separada de su pareja, con la que ha tenido un hijo, está en casa una tarde y se presenta en la vivienda la ex pareja. La insultó diciéndole: "Eres una guarra, no vales para nada, eres una mierda y me das asco". Más aún. En el transcurso de la discusión, vio en televisión una información sobre la muerte de una mujer a manos de su ex pareja. Y él le dijo: "Eso mismo te puede pasar a ti". Días después, él volvió a visitarla y le dijo: "Voy a acabar contigo como sea". Ha sido condenado por un delito de amenazas y una falta de vejaciones a nueve meses de prisión, dos años y medio de prohibición de acercarse a ella a menos de 200 metros y de comunicarse con ella. La juez resalta en el fallo la solvencia del testimonio, reiterado en cada declaración.
La fiscal Susana Gisbert explica que "la naturaleza de los delitos de violencia sobre la mujer es que se cometen en la más absoluta privacidad, por eso es fundamental el testimonio de la víctima". Advierte de que en efecto ese testimonio tiene que cumplir una serie de parámetros que marca la ley, "no sirve decir cualquier cosa y darla por válida, hay modos y maneras de acercarse mucho a la verosimilitud de un testimonio, y se castigan las denuncias falsas, pero sin ese testimonio ocurre lo que vemos, que la mayoría de los asuntos no progresan judicialmente".
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