_
_
_
_
_

División en los chiringuitos ante la oferta del ministerio

Pablo Ferri

Mes y medio después, el conflicto del chiringuito valenciano sale del letargo. A principios de junio, el Ministerio de Medio Ambiente y los representantes de los chiringuitos de Valencia se reunían en Madrid para tratar de desatascar una pugna secuestrada por los políticos. El problema, como ahora, era el espacio que ocupaban sus terrazas. Mes y medio después, parte del problema parece solucionado, mientras que la otra parte se agudiza. En Malva-rosa, más de la mitad de los empresarios acatarán las exigencias de Medio Ambiente respecto al metraje de sus terrazas, mientras que algunos pocos, los de Pinedo y El Saler se resisten a ceder sus metros.

Los mayoría de los hosteleros de Malva-rosa, donde hay 14 locales, adecuarán sus establecimientos a las exigencias de la ley de Costas, 100 metros cuadrados de local y 50 de terraza. Ahora les toca negociar la próxima concesión, la que necesitarán a partir de 2013 para continuar con su actividad. La concejal de Playas, Lourdes Bernal, aconsejó ayer a los hosteleros al respecto que "la ampliación de las concesiones se haga por escrito, no verbalmente", ya que estos confían en que Medio Ambiente les asegure una nueva concesión por 20 años a partir de 2013.

Bernal: "Que les den por escrito la nueva concesión, y no verbalmente"

Luego están Pinedo y El Saler. El conflicto, a diferencia de Malva-rosa, está por domesticar. Las concesiones de los ocho locales que funcionan entre ambas playas son más antiguas y duraderas que las de Malva-rosa, por lo que la amenaza de quedarse sin una nueva concesión no condiciona la negociación. Después de la reunión en Madrid a principios de junio y pese al diálogo posterior, las posturas siguen igual de alejadas y no se espera más contacto hasta septiembre. Vicente Pizcueta, portavoz de la federación de hosteleros valencianos, confía en el proceso negociador, pero siempre contando con Malva-rosa.

La mayor parte de los locales de Pinedo y El Saler ocupan más de 300 metros cuadrados. Hay dos en El Saler, de hecho, que superan los 800. Su defensa se basa en explicar que, igual que se les permite estar a menos de 200 metros uno de otro, lo que constituye una excepción, también lo es que rebasen la superficie permitida. Al menos les queda el verano entero.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_