El eterno peregrinar del Estudiantes

"Nos hemos convertido en un equipo nómada". El complejo de peregrino empieza a calar en la afición del Estudiantes. Y con cierta razón. A tres meses de comenzar la temporada, el veterano equipo de baloncesto sigue sin tener claro dónde disputará los próximos partidos. La dirección del club había previsto anunciar ayer que ya se había firmado un preacuerdo para volver, como en los buenos tiempos, al Palacio de Vistalegre. Pero entonces, la presidenta regional, Esperanza Aguirre, pega un golpe de timón y ordena a su viceconsejero de deportes que entreabra al Estu la puerta del Palacio de los Deportes. Sin ninguna garantía de éxito porque el recinto es de gestión privada, otra vez toca negociar.

"Hay otras canchas que no son el Madrid Arena". Las palabras del vicealcalde, Manuel Cobo, un par de días antes de que expirase el contrato -30 de junio- que desde 2005 permitía al club jugar en las instalaciones de la Casa de Campo, auguraban el interés del Gobierno municipal en renovar lazos con el equipo.

La razón es que el Madrid Arena -antes Telefónica Arena hasta que la multinacional retiró el año pasado su patrocinio de 1,5 millones de euros anuales- ya no tiene como prioridad el uso deportivo. Perdida la candidatura olímpica la idea ahora es rentabilizar una instalación que costó 10,2 millones de euros y volcarse en la celebración de conciertos. Y "la contratación de eventos musicales a largo plazo no es compatible con reservas deportivas si no tiene fechas ciertas también a largo plazo", explicaban fuentes de Madrid Espacios y Congresos, la empresa muncipal que gestiona la instalación. Blanco y en botella.

Confirmada la extinción del contrato, la cúpula del club, con cerca de 10.000 abonados, reconocía su preocupación. La Federación Española de Baloncesto ya había empezado a reclamar el calendario de los partidos y su lugar de celebración y el Estudiantes no podía contestar. Sin tiempo y sin recursos -el club entró en concurso de acreedores en febrero- urgía encontrar un pabellón.

Las miradas se dirigieron entonces al Palacio de Vistalegre, hogar del club desde 2001 hasta 2005, y aunque no podía confirmarse, ya podía hablarse de preacuerdo. La noticia llegó y gustó a una afición que, aunque "dispuesta a ir a Toledo" a ver a su equipo, como exagera un socio desde hace 28 años, está cansada de "estar de préstamo", como ilustra otro, abonado desde 1995.

"Vistalegre tiene el componente sentimental de que cuando jugábamos allí nos iba muy bien; hemos vivido momentos muy bonitos en ese campo", opina Manuel Pijuán, 35 años y miembro de la peña estudiantil La Demencia desde 1995. "Vistalegre gana abonados, gana en ambiente, gana el barrio", dice otro socio, 22 años y seguidor del Estu desde hace cinco. El joven también coincide con Pijuán en que, a diferencia del barrio de Salamanca, Carabanchel sí simpatiza con la afición.

Pero entonces llegó Esperanza Aguirre. Dispuesta a que en el Palacio de los Deportes se vuelva a practicar deporte pidió a su viceconsejero de Deportes, Javier Hernández, que mediase para que el club volviese a la que fue su cancha hasta que en 2001 un incendio arrasó el recinto. La mediación animó al club que, según fuentes cercanas al equipo, está "dispuesto a hacer todo lo que haga falta" para lograrlo. Pero el viceconsejero no lo tiene fácil. La Comunidad recibe de una empresa privada cuatro millones de euros anuales por la gestión del Palacio y habría que negociar con ella una indemnización, además de coordinar los partidos, aún sin fecha, con la celebración de otras actividades ya programadas. Precisamente la excusa que el Madrid Arena dio para desvincularse con el club.