Las designaciones del Poder Judicial perpetúan el escenario en Euskadi

Año y medio de polémicas deliberaciones por parte del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) no han bastado para alterar el mapa de la judicatura vasca. Aunque con variaciones en destacados cargos, el escenario es casi idéntico al que se registraba a comienzos de 2009, cuando arrancaron los procesos para renovar las distintas presidencias. El equilibrio de fuerzas se mantiene entre las corrientes conservadora y progresista, con una destacada presencia también de cargos independientes. La presencia de mujeres tampoco se ha visto alterada pese a los cambios, al mantener dos representantes sobre siete.

La cúpula de la judicatura autonómica la integran los presidentes del Tribunal Superior, de las salas de lo Social y lo Contencioso, y de las tres Audiencias provinciales, así como el juez decano de Bilbao. Tres de los siete cargos los ostenta la conservadora y mayoritaria Asociación Profesional de la Magistratura (APM), mientras que la progresista de Jueces para la Democracia (JpD) mantiene dos, el Foro Judicial Independiente (FJI) ha conseguido un representante y el resto no está asociado. En 2009, la APM y JpD se repartían cuatro cargos y los demás eran independientes.

Con la excepción del decanato, que es el único puesto que no designa el Poder Judicial, los otros seis puestos han cambiado de manos. En la mayoría de ocasiones, incluso de color, aunque todas las variaciones han llegado en un marco de confeso continuismo. La alteración más significativa se ha dado al frente del Tribunal Superior, donde Juan Luis Ibarra ha sustituido a Fernando Ruiz Piñeiro. El magistrado no asociado, sin embargo, ya desveló en su toma de posesión de mayo que su gestión no iba a suponer una ruptura respecto a la de su predecesor en el cargo, de ideología conservadora.

Un contexto de reconocimiento a la labor realizada que se ha reproducido más recientemente en la sala de lo Contencioso del alto tribunal vasco y en la Audiencia de Álava. En este último caso, a la inversa, ya que el relevo al independiente Iñigo Madaria se lo ha dado la conservadora Mercedes Guerrero. La continuidad estaba incluso más justificada en la sala de lo Social y la Audiencia de Guipúzcoa, que han permanecido en posesión de los progresistas, con presidentes que incluso han reconocido su estrecha vinculación personal a sus predecesores.

Junto a un escenario similar, los procesos para renovar las presidencias vascas han desvelado una completa lista de nombres, masculinos en su gran mayoría, que han optado a los distintos puestos. Quizá debido al bloqueo en las negociaciones de los dos primeros intentos, el del Superior ha sido el más codiciado. Hasta siete magistrados pugnaron por él. Cinco lo hicieron por la Audiencia de Vizcaya, mientras que cuatro por la de Álava y la sala de lo Social del alto tribunal vasco. Pero la mayor polémica afectó a la Audiencia de Guipúzcoa, que tuvo entre su terna a un candidato expedientado y a otro con un controvertido historial profesional.

Jaime Tapia ha sido el nombre más sonado. Hasta por tres veces intentó el asalto al Superior y en dos de ellas llegó a ser favorito, pero acabó relegado. Tampoco ha podido hacerse con la Audiencia de Álava. La máxima representación del alto tribunal vasco acabó en manos de Juan Luis Ibarra, pese a que en un proceso anterior ya había sido rechazado. Una sorprendente decisión del CGPJ que se asemeja a la protagonizada en Guipúzcoa por Iñaki Subijana, elegido presidente de la Audiencia a la segunda, tras haber sido descartado anteriormente.

Junto a ellos han destacado la forzosa retirada de Fernando Ruiz Piñeiro y las dobles decepciones que han tenido que asumir magistrados como Juan Mateo Ayala, María Victoria Cinto o Manuel Díaz de Rábago. Garbiñe Biurrun ha sido otro de los nombres propios en este período. Rechazada para presidir el Superior, encontró consolación con su sala de lo Social. Ella y Mercedes Guerrero mantienen la representación femenina en la cúpula de la judicatura vasca.