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Columna
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Cero en conducta

Terminado el curso lectivo a los políticos les llegó la hora de las evaluaciones, de los exámenes finales, y según el barómetro autonómico del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) a la presidenta de la Comunidad de Madrid, y a muchos de sus colegas, les han dejado casi todo para septiembre. Esperanza Aguirre, no aprueba -dicen los examinadores- ni en honradez, ni en eficacia, ni en simpatía, ni en confianza, ni en prudencia, asignaturas fundamentales en la carrera política, en las que la presidenta ha obtenido la valoración más baja de toda España. La mejor nota la ha sacado en inteligencia y es que desde luego se necesita mucho cacumen para gobernar sin honradez, ni eficacia, de forma imprudente y antipática y sin ganarse la confianza de la ciudadanía. En sus notas de fin de curso podría figurar una de esas conclusiones con las que los educadores resumían para los padres de los alumnos la evaluación global del año: "Es muy inteligente, podría rendir más pero no pone voluntad en ello". Pero los educadores se equivocarían no es voluntad lo que le falta a la presidenta, lo problemático es cómo la encauza y utiliza para sus fines. Esperanza Aguirre es muy inteligente, pero muy mala gestora, quizás porque usa sus claros talentos en no ser honrada, ni simpática, ni prudente, ni digna de confianza. Si la Comunidad de Madrid estuviera bien gestionada, si la sanidad y la educación públicas funcionaran a las mil maravillas y la ciudadanía estuviera satisfecha con la simpatía, la honradez y la eficacia de su principal gestora, entonces no habría motivos coherentes para privatizar, concertar y subcontratar con terceros, para vaciar de contenidos la institución y dividir el botín entre esa caterva de empresarios, legionarios, intermediarios y vicarios dispuestos a la rapiña. Si todo fuera bien, el proyecto ultraliberal de la presidenta iría muy mal. Pero hay otra asignatura en la que Esperanza saca un sobresaliente, en popularidad, que no es precisamente una maría como la educación para la ciudadanía o a educación física. El 95% de los encuestados sabía perfectamente quién gobernaba en su región. "Que hablen de mí, aunque sea bien", con esa máxima por bandera la presidenta madrileña se dispone a proseguir con éxito su carrera política. La consigna sería, volvamos a las frases hechas, que por algo se hicieron: "Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer". Aunque tal vez el mejor lema, el más consecuente, para las próximas elecciones fuera el que acuñó el genial Antonio Mingote con unas décadas de adelanto: "Vote a Gundisalvo, a usted que más le da".

Aguirre es inteligente, pero mala gestora, quizás porque usa sus talentos en no inspirar confianza

Tomás Gómez, no ha tenido que someterse al escrutinio barométrico del CIS y probablemente, tampoco habrá de pasar por el doloroso trance de unas elecciones primarias. "Gómez ve improbable otro candidato en Madrid" titula este periódico, la alternativa a Gómez es Tomás como saben sus compañeros del PSM. Las voces críticas dentro del partido han ido siendo acalladas desde sus primeros balbuceos en pro de la unidad, la conformidad y la uniformidad de la formación. No se vislumbra en el chato horizonte una facción que con el lema "A gestionarla a Parla" descabalgue al ungido de Ferra; y también resulta improbable que Gómez se caiga del caballo en el camino de la Puerta del Sol y el batacazo altere su equilibrio neuronal y le convierta en un ardiente defensor de la democracia interna y las primarias.

La popularidad es el caballo de batalla de Esperanza Aguirre, cuya única preocupación en este momento debe ser que la conozca y reconozca ese 5% de madrileños a los que seguramente no les llega bien la señal de la TDT, con una parrilla de programación en la que dan la brasa, amigos, colegas y correligionarios, estómagos agradecidos por las graciosas concesiones catódicas de la jefa. Aguirre sale más en la TDT que Franco en el Nodo y por si fuera poco consigue colarse, al menos en las retinas de los usuarios del suburbano, gracias a Telemetro que ameniza la espera en los andenes, que se ve pero que no se oye y envía imágenes subliminales a los viajeros varados. Gómez tiene mucho más difícil la ocupación de espacios mediáticos, no puede competir con la generosa verborrea de su rival, con su capacidad para generar información, desinformación, polémica y retórica todos los días por sus propios medios y por los ajenos. Ventajas de un poder utilizado de forma ventajista y sin escrúpulos. Hace unas columnas proponía que pudiéramos votar por Botín para pasar de intermediarios, hoy sugiero que presenten a Iker Casillas a las primarias del PSM. Que siga el espectáculo.

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