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Reportaje:SI LOS EDIFICIOS HABLASEN...

'Tour' por los rincones de la leyenda

Las nuevas visitas guiadas de 40 minutos del Círculo de Bellas Artes descubren las huellas de lugares que ya no existen como el casino o la piscina

PATRICIA GOSÁLVEZ

Madrid

Las primeras veces que el presidente del Círculo de Bellas Artes visitó el centro era estudiante de arquitectura y venía a dibujar desnudos. "En la dictadura era el único sitio de Madrid donde podíamos tomar apuntes del natural", explica Juan Miguel Hernández León que lleva 16 años en el cargo. "Como los estudiantes teníamos un abono pero no éramos socios nos hacían subir directamente en ascensor hasta los talleres para que no nos colásemos en las salas nobles", explica el presidente.

Hoy, los ascensores que había en los huecos de la escalera imperial han desaparecido pero los talleres están igual que en los años veinte, cuando se inauguró el edificio: su tarima para la modelo, sus bancos reclinatorios, su increíble luz natural. Ahora solo pueden usarlos los socios pero gracias a unas recién inauguradas visitas guiadas cualquiera, por cinco euros, puede asomarse a estas salas.

Los talleres están igual que en los años veinte, cuando se inauguró el edificio

El tour de 40 minutos da acceso a rincones poco vistos por el público como la sala de billares donde las enormes mesas originales descansan bajo mantas eléctricas que conservan la tersura del tapete. También se descubren lugares que ya no existen salvo en la leyenda... En el sótano, donde ahora se encuentran el teatro y el cine Bellas Artes, había un cabaré y una piscina que se cubría para hacer doblete como sala de esgrima. "Como hasta los años setenta los socios eran solo hombres, a la piscina no entraban las señoras, pero, según la leyenda sí lo hacían las suripantas, y los socios usaban los reservados para mantener con discreción sus aventuras", explica el presidente.

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También era legendario el casino (sus ruletas francesas duermen ahora en un almacén) y las timbas que el régimen toleró a pesar de estar prohibido el juego (había mucho señor importante en las mesas).

Incluso antes de ser construido, el edificio estaba ya plagado de anécdotas. El proyecto de Antonio Palacios fue descalificado del concurso por sobrepasar la altura reglamentaria. El arquitecto no se lo tomó nada bien: la altura depende desde dónde se mida, defendió.

Al final Palacios, muy vinculado al centro, consiguió que los socios votasen a favor de su idea. Las obras se alargaron y los cuatro millones de pesetas presupuestados acabaron siendo nueve. "Si miras el edificio de arriba abajo te das cuenta de que las calidades van bajando a medida que subes porque se fueron quedando sin pasta", explica Hernández León, el segundo presidente de la institución que es arquitecto. "El edificio se transformó sobre todo en los años sesenta cuando se tomaron decisiones que sacaron al Círculo de pobre, pero se cargaron parte de lo que era". Fue entonces cuando la quinta planta (que originalmente albergó uno de los mayores y más elegantes comedores de España) se dividió en dos para hacer oficinas y alquilarlas. Hoy solo queda un inquilino y el Círculo busca financiarse con más cabeza: alquilando por ejemplo la azotea para fiestas institucionales y de empresa por 6.500 euros la velada.

Por mucho menos, el acceso está incluido en la visita (conviene reservar en el teléfono 91 523 37 43 o enviando un correo electrónico a visitasguiadas@cbamadrid.es). Los cinco euros dan para descubrir que, tras la guerra, el baile de carnaval se convirtió en un rancio concurso para la "exaltación del traje regional" y, también, que el gracejo popular bautizó a la cafetería como La Pecera porque los peces gordos se pasaban allí el día, mirando a la calle desde sus enormes ventanales. Para quien quiera saber más, José Luis Temes publicó en 2000 una amena biografía de la institución que, como todo lo que tiene que ver con el Círculo también tiene una anécdota maravillosa detrás: siempre se pensó que el archivo de la institución había ardido en la Guerra Civil, pero el autor de esta investigación lo encontró escondido en las cocinas del antiguo comedor exactamente donde lo había guardado un conserje casi 70 años antes, al estallar el conflicto.

El presidente del Círculo de Bellas Artes, Juan Miguel Hernández León, en la azotea del edificio.
El presidente del Círculo de Bellas Artes, Juan Miguel Hernández León, en la azotea del edificio.LUIS SEVILLANO

Círculo de Bellas Artes

- Autor. Antonio Palacios.

- Obra. 1919 - 1926.

- Estilo. Ecléctico.

- Ubicación. Calle de Alcalá, 42 (Banco de España).

- Función.. Centro cultural.

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