Resumiendo a Shakespeare

Hace falta un nexo inteligente para ligar una buena antología: hemos visto muchos de los textos del bardo de Stradford- upon-Avon desde que en 1983 la compañía holandesa Sheer Madness estrenara Los grandes éxitos de Shakespeare, espectáculo paródico donde se escenificaban cuatro de sus grandes tragedias simultáneamente para desembocar en un tercer acto que era una sucesión interminable de asesinatos. Pero para el gran público, la antología de referencia es Las obras completas de Shakespeare abreviadas, adaptación musical donde Javier Gurruchaga le metía caña a Hamlet y a Romeo y Julieta.

Una virtud de Shakespeare para ignorantes, antología urdida por el dúo gallego Mofa e Befa y el iconoclasta actor, adaptador y director Quico Cadaval, es que sortea los títulos más trillados del cisne de Stradford-upon-Avon para centrarse en Cimbelino, donde se cuenta la historia de un hombre que se apuesta estúpidamente el honor de su mujer, y en la rara Pericles, príncipe de Tiro, aunque recorra también alguna escena de Ricardo III, Macbeth y Medida por medida.

Una virtud es que evita los títulos más trillados del dramaturgo

El personaje del profesor ácrata da una conferencia llena de lucidez

Pero lo que marca la diferencia de este espectáculo respecto de otros similares, es la lúcida e irónica conferencia en la que Cadaval lo embute. Vestido de profesor ácrata, el director nos ilustra mordazmente sobre la ignorancia como condición necesaria para alcanzar la sabiduría (el ignorante siempre pregunta; el necio, pone cara de estar informado), nos proporciona una divertidísima bibliografía shakespeariana posible pero ficticia y nos pone, como ignaros, en condiciones de acceder al conocimiento prometido.

Sucede que la conferencia está por encima del paródico rosario de escenas con que se ilustra. Nos divierte informarnos de que las tragedias del Bardo están siendo utilizadas en escuelas de negocios: ya sabíamos que reposan en la mesilla de políticos y diplomáticos. Shakespeare está hoy hasta en la sopa y no sería de extrañar que pronto se le dedique un parque temático. Evaristo Calvo y Víctor Mosqueira, o sea Mofa y Befa, son dos buenos actores cómicos a quienes toca lidiar con la parte más tópica del empeño, que les viene un poquito holgada en el enorme y distante escenario del Teatro de Madrid. En un espacio más recoleto, brillarían más quizá.

La locuacidad de Cadaval, forjada en la hoguera de centenares de noches de cuenta cuentos, no parece, en cambio, que haya gran teatro que la achique. Como en este, por cierto, se programa danza todo el año, el público de esta excepción teatral está siendo un bien escaso.