Y Goldman Sachs suspiró
El regulador del mercado de valores de EE UU volverá a decir que es fruto de la casualidad, lo mismo que dijo hace tres meses, cuando en pleno atasco de la reforma financiera se lanzó al cuello de Goldman Sachs, acusándole de fraude en el empaquetado de activos hipotecarios de baja calidad. Con las nuevas reglas de gobierno de Wall Street aprobadas, esta semana ha pactado con el poderoso banco de inversión dar carpetazo a ese expediente.
La SEC canta victoria porque le impone una multa récord de 550 millones de dólares, de los que 250 millones irán a compensar a los inversores afectados por las pérdidas del polémico fondo Abacus. El resto va a las arcas públicas. También, porque Goldman admite sobre el papel haber cometido errores a la hora de manejar ese fondo. Y además mantiene abierta la causa contra Fabrice Tourre, el empleado de Goldman en el centro del escándalo. Pero el banco de inversión suspira ya tranquilo. La multa no solo es la mitad de lo que se especulaba en Wall Street, sino que además representa apenas un 1% de los ingresos que tuvo el año pasado. Aunque sin duda lo más relevante es que logra quitarse de encima un importante peso de incertidumbre. Por la forma en la que se cerró el pacto con la SEC, levanta un muro legal para protegerse de futuras demandas millonarias.
El regulador, que con la reforma verá reforzados sus poderes, no tenía pruebas suficientes para defender su causa ante los tribunales. El caso de fraude queda al final en un asunto de "información incompleta" al inversor, que obligará a Goldman Sachs a revisar el modelo que sigue en esa división. Y de momento, Lloyd Blankfein no ve amenazado su puesto al frente de la entidad como presidente y consejero delegado.
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