Encarnación de la soledad
Una vez más, nueva dramaturgia española. Con fuerza, hablándonos del aquí y ahora, de nuestro mundo de hoy. La mujer del sexo tatuado (Monólogo para un solitario) es un texto de Mariano Hossorno y Mario Zorrilla, a la vez protagonista de esta historia intensa, cruelmente hermosa, en la que también habitan poemas del recordado Javier Egea.
Juan espera desde hace 20 años a que Rosario, su mujer, salga de un psiquiátrico penitenciario en el que está recluida desde que esta matase con un cuchillo a varios amantes. Regresó de un viaje a Essaouira con un cuchillo tatuado en el vientre que, según una leyenda, cobra vida y mata cuando ella yace con hombres que no son su marido. La cosa no va de morbo ni de fenómenos paranormales. Es un drama de amor radical interpretado soberbiamente por Zorrilla y que la mano sabia de Luis Araújo (esta vez director, no dramaturgo) ha llenado de teatro y de motivos para acudir al Arenal de la calle Mayor a ver este testimonio de vida y muerte, convertido en una sobrecogedora apología de la soledad.
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