Shakespeare a lo grande

Cruzar el telón del teatro Alcázar y entrar en los camerinos es como pasar a otra dimensión a través de un espejo mágico. La luz a medio gas ilumina gigantescas pezuñas que descansan en el suelo, cornamentas de sátiros, hombres-árboles, duendes-cabra y escamas de un dragón abierto en canal que después reptará por el escenario. Este es el universo de la compañía Morboria que, para celebrar su 25º aniversario, presenta durante cinco semanas su hiperbólica versión de Sueño de una noche de verano, digna de una superproducción cinematográfica.

"Nuestro objetivo es captar al espectador por los ojos, atraparle, y después presentar un texto potente, como puede ser Shakespeare en este caso. Queremos que el público lo encuentre divertido y trepidante porque los clásicos no tienen por qué aburrir", explica Fernando Aguado, co-fundador de la compañía, especialista en creación de máscaras y Oberón sobre el escenario. Su pareja, la reina Titania, Eva del Palacio en la vida real, no olvida el largo camino transcurrido desde los primeros años de performances y actuaciones callejeras en pueblos perdidos, donde los efectos especiales inspiraban los instintos más básicos de la España profunda. "Recuerdo una actuación en la que emergíamos de los juncos del río, en Algeciras, con nuestros disfraces de monstruos del agua y la gente empezaba a gritar: '¡Bicho, bicho, aléjate de la tortilla! Niño, ¡písale la cola al lagarto!'. Tuvimos que parar y explicarles que era parte de la función para que nos dejaran seguir", cuenta Del Palacio.

Por la escena discurren miles de euros convertidos en arte del disfraz

La versión es digna de una superproducción cinematográfica

Si hace 25 años eran bichos, con el paso del tiempo les etiquetaron como "los del señor de los Anillos o los de Avatar", aunque ellos hubieran creado a sus personajes muchos años antes y ni siquiera hubieran leído a Tolkien. "Después de asociarnos con películas, porque era lo que más se conocía, el público ha cambiado y ahora se dedica a grabarnos con móviles y cámaras. Es una pena, porque nos ven a través de un objetivo y se pierden cosas, no pueden apreciar todo el conjunto", cuenta Ana del Palacio, hermana de Eva y autora de los impresionantes disfraces que convierten a personas normales en seres fantásticos. En su caso, vivió la creación de Morboria desde los 14 años, cuando dormía entre seres fantásticos de látex y cartón piedra que hacía su hermana. Años después formó parte de la compañía, al más puro estilo de los antiguos titiriteros. También Álvaro Aguado, hermano de Fernando, y Puck en la obra, aporta a Morboria su talento para el modelado de máscaras y caracterización de seres mitológicos. "¿Qué de dónde sacamos ideas para crear estas máscaras? Pues de todos los documentales y películas de terror que hemos visto. Luego haces un diseño, sacas el molde a los actores, después el negativo en escayola y a partir de ahí trabajas. Todas las creaciones están vivas porque vas añadiendo cosas: el hombre-árbol es un personaje que llevamos perfeccionando años. Le añadimos musgo que va secándose, nuevas ramas, corteza, lo que sea... Nunca se acaba", explica.

Para la creación de la onírica historia de amor entre el rey de los duendes y la reina de las hadas, paralela a enredos y amores humanos en Sueño de una noche de verano, Morboria ha adaptado su pirotécnico espectáculo de calle al teatro a la italiana.

Por si alguien se lo pregunta, sobre el escenario discurrirán miles de euros convertidos en arte: solamente el disfraz y los complementos de Oberón tiene un valor de 36.000 euros, un par de enormes pezuñas o las majestuosas alas de la reina, 6.000 euros cada pieza, y así habría que multiplicar por cada personaje y escenografía. "Nosotros hacemos teatro a la japonesa: ¿Qué hay crisis? Pues montamos un Shakespeare a lo bestia", bromean los integrantes de la compañía.

'Sueño de una noche de verano'. Teatro Alcázar, calle Alcalá, 20. De martes a sábados, 20.30. Domingos, 19.30. Hasta el 15 de agosto.