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Columna
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Demografía y calidad de vida

La reunión anual de la Asociación de Becarios de la Fundación Barrié, celebrada recientemente en el Gran Hotel de la Toja, ha permitido subrayar la enorme relación entre la demografía, el mercado de trabajo y la calidad de vida. Los aspectos vinculados a estos tres conceptos sirvieron de base para contrastar la auténtica realidad gallega y las posibles recomendaciones en lo tocante a las políticas públicas y las actuaciones privadas.

Hay que notar que Galicia es una sociedad cada vez más envejecida; pero, al mismo tiempo, una sociedad con mejores condiciones para desarrollarse. La esperanza de vida de los gallegos aumenta y hoy se cifra en 81,2 años (los hombres se quedan en 77 años y las mujeres llegan a los 84 años). Cada vez son más numerosas las personas de 70 años que, en la actualidad, superan a los que tienen menos de 15 años. Y los hijos por cada mujer gallega se detienen en 1,1 descendientes, cuando son necesarios 2,1 hijos por mujer para poder sostener la misma población año a año.

Cada vez son más las personas de 70 años que superan a los de menos de 15 años

De otra parte, si relacionamos la demografía con el mercado de trabajo, destacaría que Galicia perdió entre 1999-2008 tanto en tasas de actividad como en tasa de empleo, cuestiones que revelan lo precario que está el mercado de trabajo y la elevada fragilidad que caracteriza al modelo productivo y de funcionamiento de la economía gallega. Como es bien sabido, esta última es muy específica (con fuerte especialización en actividades escasamente productivas) y muy singular (unidades productivas de escasa dimensión).

Del debate llevado a cabo en el seno de las jornadas de la Asociación de Becarios de la Barrié llamó la atención las implicaciones de la medicina sobre los aspectos demográficos. A modo de ejemplo, los puedo citar, siguiendo las pautas expuestas por Carmen Ayuso (de la Fundación Jiménez Díaz) los seis grandes ejes en torno a los desarrollos en los avances médicos. En primer término, se desarrollará la telemedicina y la teleasistencia posibilitando un mayor acercamiento y una mayor particularidad de los tratamientos. En segundo lugar, habrá terapias guiadas por imagen, para poder mejorar los diagnósticos y las soluciones a los pacientes. En tercer lugar, se potenciará la bioingeniería, por medio de la utilización de nuevas prótesis, o la sustitución de tejidos u órganos. En cuarto lugar, el diseño de fármacos y las nuevas terapias se aplicarán en base a la medicina individualizada o mediante el bloqueo de productos o utilizando alteraciones géticas para mejora de las soluciones. En quinto lugar, habrá más terapia celular; o sea, desarrollo de células madre. Y, finalmente, se mejorará la calidad de vida; ya que se estudiarán todos los genes a la vez, ampliando las posibilidades de mejora de resultados.En suma, los nuevos avances en medicina serán, más predictivos; más personalizados, más preventivos y más participativos. Es decir, las 4 P.

El impacto socioeconómico de la nueva estructura de edades muestra unas consecuencias directas sobre el funcionamiento de la economía a razón de los siguientes rasgos: modificaciones en el consumo; cambios en la estructura del gasto y de la renta de las familias; distribución asimétrica en lo tocante a la riqueza física y financiera; y nuevas repercusiones sobre las vivienda. También se contabilizan efectos sobre el mercado de trabajo e impactos macroeconómicos sobre los sistemas sanitarios.

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Carmen Lema, neuróloga y economista, nos aportó dos datos concluyentes: a) el porcentaje de hogares en el que el sustentador principal del hogar posee más de 64 años, pasa del 23,9% en 1978 al 34,2% en 2001; y b) en el año 2001, el 90% de las personas mayores vivía en hogares con un sustentador principal en edad de jubilación. Esto supone, en primer lugar, que se contabiliza una mayor intensidad y frecuencia de determinados servicios (ya sean sanitarios, ya sean sociales y de cuidados de larga duración); en segundo término, un mayor protagonismo de la pensión como primera fuente de ingresos; y finalmente, la mayor disponibilidad de tiempo libre se traduce, mientras la salud lo permita, en un mayor nivel de consumo de ocio y de actividades no retribuidas (tales como el cuidado de los nietos o el voluntariado).

Resumen: los hechos más constatables son el aumento de la esperanza de vida, un mayor envejecimiento de la población, un mayor número de discapacidades, mayores necesidades para el cuidado de personas mayores y una mayor estimación de la calidad de vida.

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