Derruido uno de los últimos palacetes de la Castellana
El edificio, de principios del siglo XX, carecía de protección urbanística
Uno de los últimos palacetes del paseo de la Castellana acaba de ser demolido. Se hallaba situado en el número 94 de la gran arteria madrileña, en la esquina con la calle de Jorge Manrique, en el extremo occidental del barrio de El Viso frente a los Nuevos Ministerios. Fue derruido hace unas tres semanas, aseguran los vecinos del barrio.
El palacete derribado poseía una entrada con dos columnas que enmarcaban un porche al que se accedía por un perron, una especie de escalinata frecuente en los palacetes de tipología francesa. Con dos plantas y techo abalaustrado, contaba con sótano y garaje. Un profuso jardín cubría parcialmente su fachada, envuelta en yedra. Ha estado habitado hasta hace apenas unos meses. Su morfología y tipología arquitectónicas, de cuño francés, lo convertían en una construcción hoy insólita en todo Madrid.
Se trataba de una construcción de cuño francés, insólita en Madrid
Sus propietarios, la familia Rivas Martínez, anunció su decisión de construir otro edificio sobre su solar en la edición del Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid, BOCM, de 3 de mayo de 2006. Al menos desde 1997, año del Plan General de Ordenación Urbana, el palacete recién demolido carecía de protección urbanística municipal. Fuentes técnicas independientes señalan que durante el mandato del alcalde José María Álvarez del Manzano, el edificio fue descatalogado y, desde entonces, era susceptible de ser demolido. Roberto Rivas, copropietario consultado, declinó hacer declaraciones a este diario. Fuentes municipales consultadas aseguran que el palacete carecía de valor arquitectónico, hecho que determinó su descatalogación.
Este chalé, que era de construcción posterior a los palacetes decimonónicos de la Castellana, fue edificado después de 1910 y antes de 1929, según fuentes del Servicio Histórico del Colegio de Arquitectos. Se desconoce el nombre de su autor, pero se asemeja a algunos de los de características semejantes que construyera el arquitecto Joaquín Saldaña. Se ubicaba en el área conocida como el Hipódromo, por hallarse junto a una pista para competiciones hípicas que desapareció a primeros del siglo XX. Pese a encontrarse en el perímetro del barrio de El Viso, el palacete, preexistente a ese barrio, no pertenecía a aquel conjunto urbanístico, coedificado por el arquitecto Fernando García Mercadal, premio Nacional de Arquitectura en 1933, quien, por vivir en la cercana calle de Carbonero y Sol hasta su exilio al final de la Guerra Civil, era vecino del palacete ahora derruido.
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