La crisis provoca una caída del 43% de la emigración a España

Cuando apenas empezaba a notarse la crisis en España, hace dos años, la inmigración sufría ya la mayor caída de los 30 países más desarrollados: un 43%. En 2008 llegaron 391.900 extranjeros, frente a los 682.300 del año anterior. Se trata además de un descenso mucho más elevado que la media de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), un 6%. Ese fue el primer periodo en el que bajó la inmigración legal permanente en estas naciones, después de haber crecido un promedio de un 11% en años anteriores.

El informe Perspectivas de la Migración Internacional de 2010, que se hizo público ayer, señala que la bajada "se debe principalmente a reducciones en solo algunos países", y que la disminución de los flujos "continuó en 2009, con la migración reduciéndose en casi todos los países de la OCDE a causa de la crisis económica". El estudio también advierte del empeoramiento de las condiciones en las que viven los inmigrantes. El comisario europeo de Empleo, Laszlo Andor, manifestó ayer que en España el golpe de la crisis ha sido especialmente duro porque muchos de los extranjeros trabajaban en sectores, como el de la construcción, que se han resentido especialmente de la coyuntura económica, así como que no ha funcionado el plan de retorno voluntario. Se han acogido a él solo 10.000 personas de las 136.000 que podían hacerlo.

La economía europea necesita a los inmigrantes, recordaron los responsables europeos tanto de Empleo como de Interior, Cecilia Malmström. El director general de la OCDE, Ángel Gurría, añadió que todo indica que el flujo de inmigración se reducirá aún más en 2010 y 2011 porque no hay aún un crecimiento del empleo.