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Reportaje:Laboratorio de ideas | BREAKINGVIEWS. Reuters

'Arrivederci', cajas

La crisis ha acelerado la revolución en las entidades financieras

Hace unos meses, la privatización de las cajas de ahorros españolas habría resultado impensable. Pero la profundidad de la recesión y la necesidad de emitir capital han obligado al Gobierno a cambiar las leyes. Entre otros cambios, las cajas estarán autorizadas a emitir cuotas participativas con derecho a voto hasta un máximo del 50% de su capital. La reforma se queda corta y quizá no ayude a corto plazo, pero es un buen comienzo.

Uno de los mayores problemas de las cajas es el acceso al capital. Hasta ahora, solo podían emitir cuotas sin derecho a voto, limitadas a un poco atrayente 5% para cualquier accionista individual. Por este motivo, se han visto forzadas a recurrir al Gobierno y tomar prestados 11.000 millones de euros del fondo de rescate del Gobierno de España. Esto tendrá que devolverse en un plazo de cinco años. Poder recaudar capital externo les vendría bien.

Pero no está nada claro si los inversores institucionales van a mostrarse interesados. Aunque la legislación restringirá la presencia de políticos elegidos a nivel regional en los órganos de gobierno de las cajas de ahorro, su influencia no desaparecerá por completo. Los accionistas de fuera estarán limitados al 50%. Por otra parte, las cajas están reestructurándose y tardarán en ser una inversión atractiva. Además, algunas cajas de ahorro son pequeñas y están concentradas en ciertas regiones, lo que las hace menos interesantes para los inversores institucionales.

Algunas de las cajas más grandes, como Caja Madrid, van un paso por delante de la reforma. Estas entidades de crédito han reunido su capital y algunos activos en un órgano central que tiene la estructura legal de un banco (las "SIP"). Esto significa que ya pueden emitir acciones. La ley les permitirá emitir más de un 50% del capital solo si se transforman en fundaciones, cediendo toda la actividad financiera al SIP.

Cualquier cuota o acción se venderá probablemente a un descuento considerable con respecto a las valoraciones de los bancos comerciales cotizados. Pero dado que, actualmente, las cajas no tienen accionistas reales, esto no debería suponer un problema. Como mínimo, las cajas deberían poder colocarles acciones a sus clientes minoristas. Después de todo, han recaudado miles de millones de euros vendiendo acciones preferentes en sus redes.

Puede que la reforma esté a medio hacer, pero al menos es un paso en la dirección adecuada. La mayoría de los banqueros y analistas espera que muchas cajas de ahorros españolas sucumban antes o después a la llamada del mercado, como ocurrió en Italia. Ese cambio no sucedió de la noche a la mañana. Pero ahora, el camino está más despejado.

PARA MÁS INFORMACIÓN: BREAKINGVIEWS.REUTERS.COM. Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción es responsabilidad de EL PAÍS.

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