De vacaciones con toda la tropa
Playa, parques infantiles y restaurantes provistos de tronas. La familia busca destinos que colmen sus necesidades
Solo los que han organizado unas vacaciones con niños a su cargo saben hasta qué punto es difícil que los días de descanso sean verdaderamente eso, relajantes y reponedores. Sin imprevistos y a gusto de todos. Algunos destinos turísticos son conscientes de que su oferta de ocio les convierte en un polo de atracción para estos viajeros. Entre los visitantes que recibe Cataluña cada año, por ejemplo, el 60% viaja en familia. Ante esas cifras, la Generalitat decidió implantar en 2003 el sello Destinación Turística Familiar (DTF) para promocionar aquellos municipios que tienen una oferta de alojamiento y restauración especializada en este colectivo, además de actividades de ocio para todos los públicos y playas seguras. El objetivo es satisfacer y fidelizar a un segmento de turistas exigente, pero estratégico.
GUÍA
Deltebre, La Pineda (Tarragona) y Calonge-Sant Antoni (Girona) ya han pedido paso para entrar en el club de las Destinaciones Turísticas Familiares, que componen 11 municipios. Calella (calellabarcelona.com), una de las zonas de veraneo de mayor tradición en la costa barcelonesa, es una de las integrantes pioneras. Pineda de Mar (pinedademar.cat) parece mantener el turismo de masas a raya y los turistas se funden con los veraneantes locales. Junto a la oferta playera, propone actividades culturales y acoge la Fundació Tharrats d'Art Gràfic que, además de la obra del pintor gerundense, exhibe piezas de Miró y Brossa, entre otros, que pertenecen a su colección. Malgrat de Mar (turismemalgrat.com) completa la oferta en el Maresme.
En Girona, Blanes (visitblanes.net), Roses (roses.cat) y Torroella de Montgrí - L'Estartit (visitestartit.com) se han ganado también el sello DTF. L'Estartit es uno de los destinos favoritos para submarinistas y aficionados al buceo. La belleza de su paisaje submarino hace que sea un lugar singular. El centro náutico ofrece además otras actividades acuáticas para todas las edades. En Tarragona, Calafell (turisme.calafell.cat) y Cambrils (cambrils-turisme.com), con una gran oferta gastronómica de sabor marinero, cierran la lista.
La creación del sello es una iniciativa pionera en Europa. Por ahora, son 11 los municipios catalanes que han conseguido la certificación y hay tres más pendientes de aprobación. Todas las zonas acreditadas están situadas en la costa, pero la idea es ampliar el proyecto en los próximos años y que otros destinos de interior y montaña se sumen a la campaña, explica Ignasi de Delàs, director de la Agencia Catalana de Turismo. "El familiar es un segmento del turismo muy importante para Cataluña y hasta ahora no había un modelo específico para ellos".
Para obtener la certificación, consistorios y hoteleros han tenido que ponerse manos a la obra y ofrecer un valor añadido al visitante. La lista de requisitos incluye desde la necesidad de ofrecer clubes infantiles en la playa, con animadores cualificados al frente, hasta actividades lúdicas y deportivas al aire libre, personal de seguridad y socorristas, suelos blandos en las zonas de juego y antideslizantes en las piscinas, alojamientos provistos de cunas, e incluso menús infantiles en los restaurantes y disponibilidad para calentar biberones, entre otras medidas.
La implantación de la marca es progresiva, pero las zonas que obtienen el sello han de haber adaptado al menos el 35% de su oferta turística en los cinco primeros años de acreditación.
Salou, en la Costa Dorada, fue, junto a la Generalitat, el principal impulsor de la distinción DTF y el primer destino en conseguir este sello en 2003. El parque de Port- Aventura atrajo a la comarca a un público familiar desde su apertura en 1995. Eso animó a la ciudad a reorientar su modelo turístico. Hasta entonces, el 50% de sus visitantes eran jóvenes seducidos por la oferta nocturna de la ciudad; hoy el 70% de los turistas que llegan al municipio lo hacen en familia, explica el gerente del Patronato de Turismo de Salou, Juan María Alonso.
Las aguas de Salou son poco profundas, una gran ventaja para los padres con niños inquietos que se pasan el día en el agua. Sus playas kilométricas están dotadas de servicios para todos los públicos. La de Levante dispone de una guardería de 200 metros cuadrados, que es el espacio ideal para tener entretenidos a los más pequeños durante un rato. Cuando cae el sol, merece la pena pasear por el parque municipal, el antiguo muelle de pescadores o el parque botánico, con más de 500 especies exóticas; e incluso acercarse a Tarragona, a solo 10 kilómetros, para conocer sus ruinas romanas y hacer una clase de historia sobre el terreno. Las fiestas de agosto -las Noches Doradas- son una oportunidad para acercarse a las tradiciones locales y ver las escenificaciones medievales sobre el rey Jaume I (salou.org).
Para Santa Susanna, en el Maresme, el turismo familiar también es una apuesta estratégica, y ya en 2003 obtuvo la acreditación DTF, como explica Joan Campolier, presidente del comité ejecutivo de la Fundación Turística de Santa Susanna.
Territorios infantiles
Además de una oferta joven de hoteles, las playas de Llevant, las Dunes y las Caletes disponen de un territorio infantil donde los niños son los amos. Inflables, juegos de agua y fiestas de espuma ayudan a pasar el día y a quemar energías. Para grandes y pequeños también hay propuestas en remojo más movidas. La estación náutica propone windsurf, kitesurf y esquí acuático, paseos en catamarán, kayak o embarcaciones de vela que resultan más placenteros.
Como otras poblaciones del Maresme, Santa Susanna no ha renunciado a los paisajes de montaña que hay tierra adentro, y un carrilet recoge a los turistas en el paseo marítimo, atraviesa el núcleo urbano y se adentra en los parajes de la zona del preparque Montnegre-Corredor: la Font del Boter -un lugar ideal para estirar las piernas o hacer un pic-nic-, el Turó de la Guàrdia y su mirador a 240 metros sobre el nivel del mar, y el antiguo molino de Can Jordà son algunas de las paradas posibles. Una vez en la zona, también se puede visitar la masía del siglo XIII del Ranxo Mestres (www.ranxomestres.com), que ha interiorizado el concepto Turismo Familiar en su oferta y organiza paseos a caballo y en carreta para toda la familia. Además propone un contacto cercano con los animales de granja y la degustación de una selección de vinos de la tierra. Santa Susanna y alrededores también se pueden recorrer pedaleando. Hay unos cien kilómetros de rutas para ciclistas señalizadas en función de su dificultad. El Centre BTT Santa Susanna-Montnegre (avenida del Mar, s/n) permite alquilar las bicicletas y es el punto de asesoramiento para aquellos que quieran ver la zona sobre ruedas.
Por si fuera poco, la ciudad propone un itinerario por las torres de vigilancia que entre el siglo XV y XVII se empleaban para repeler el ataque de los piratas. Una curiosidad histórica recogida en el cuento Paseando por Santa Susanna, editado por el Ayuntamiento para explicar a los niños la historia del pueblo (www.santasusanna-online.com).
Lloret de Mar es una de las últimas incorporaciones en el club DTF. Consiguió el sello de especialidad hace sólo un mes, aunque hace más de 10 años que trabaja por diversificar su oferta y no encasillarse en un monocultivo basado en el sol y la playa. El turismo deportivo, el de convenciones y el familiar están entre sus objetivos. Esa actitud abierta sirve, de paso, para combatir la imagen que algún nos tienen del municipio, asociado a los jóvenes en busca fiesta de nocturna.
Para las familias viajeras, Lloret de Mar propone una ruta guiada que recorre el patrimonio modernista de la ciudad. Comienza en el Museo del Mar -la antigua casa Can Garriga-, incluye visitas teatralizadas y permite seguir el rastro de las sagas de indianos de la villa.
Otro de los itinerarios se adentra en el castillo de Sant Joan. Esta vez, en busca del pasado feudal del lugar y de las invasiones marítimas a las que había de hacer frente. En el borde del acantilado, entre las playas de Lloret y Fenals, ofrece unas muy buenas vistas de la zona. Los más inquietos pueden apuntarse a recorrer en marcha nórdica los caminos de ronda que bordean la costa y ofrecen al paseante estupendos miradores sobre los acantilados. Y sí, también hay bastones tamaño infantil pensados para que los niños se puedan sumar a la ruta (lloret.org).
Recuerdos
La ilustradora catalana Roser Capdevila (Barcelona, 1939) se inspiró en sus tres hijas para su obra de mayor proyección: Las tres mellizas. Sabe lo que supone organizar vacaciones en familia y aún hoy repite la experiencia con sus nietos.
Para la autora, la única fórmula que garantiza el descanso implica "huir de las zonas masificadas, del turismo de chancleta y sombrero mexicano". Suele buscar alojamientos en plena montaña, en el Pirineo catalán y oscense. "Mis hijas se han hecho fuertes correteando por allí". En su opinión, los alojamientos de la zona cada vez son más sensibles a las familias y están adaptando su oferta para entretener, también, a los más pequeños.
Cuando sus hijas eran pequeñas no había en aquellas montañas la oferta de ocio actual: rafting, barranquismo, equitación..., pero acababan derrotadas de recorrer los caminos. Tanto, recuerda, que "una vez casi nos dejamos a una de mis hijas dormida en el asiento de atrás del coche". Para recuperar sus recuerdos estivales, la ilustradora tiene que remontarse a su infancia. Entonces sí iba a la playa, aunque solamente una vez al año. Cogía el tranvía hacia Badalona y se bañaba en sus aguas. En aquella época, sin embargo, no había grandes chiringuitos, ni turistas extranjeros, y había siempre sitio donde extender la toalla. La oferta de turismo familiar cuida a estos visitantes.
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