"Nos ha temblado el pulso a los hoteleros con las ofertas"
Desde hace poco más de un año, Gabriel Escarrer Jaume (Palma de Mallorca, 1971) es el primer ejecutivo de Sol Meliá, el mayor grupo hotelero de España, el sexto de Europa y el decimoséptimo del mundo. Y comparte la vicepresidencia con su hermano Sebastián, llamado a suceder a su padre en la presidencia no ejecutiva de la cadena de 300 hoteles que fundó en 1956. Escarrer es el "fontanero" de la crisis en que está sumido el turismo, "que España está sufriendo mucho más que otros mercados".
Pregunta. ¿Cómo cree que va a evolucionar el sector este verano?, ¿qué tal van sus reservas?
Respuesta. España es un país al que le ha afectado mucho la crisis, pero lo bueno que tiene el sector turístico es que está muy segmentado y, gracias a la recuperación de economías como la alemana, la británica o la francesa, y a nuevos mercados como el ruso o el de los países del Este, que en los últimos años se han desarrollado mucho, el verano de 2010 será ligeramente superior al de 2009. A falta de saber cómo evolucionará el mercado nacional, que es la gran incógnita porque es el último en tomar la decisión, y faltan dos o tres semanas para confirmar los síntomas positivos que tenemos, nuestras reservas se están incrementando entre el 5% y el 9% respecto al año anterior.
"Vamos a poner el énfasis en las adquisiciones. Asia nos gusta mucho"
"Nuestra situación es mucho mejor que en 2009. Hemos hecho los deberes"
P. ¿España es el país del último minuto? Y luego se quejan de la guerra de precios.
R. En los últimos dos o tres años, con la sobreoferta que ha habido en la planta hotelera nacional, tanto urbana como vacacional, a los hoteleros nos ha temblado el pulso y hemos realizado ofertas de último minuto. Y así hemos acostumbrando al cliente a esperarlas. En España se ha entendido muy mal la competencia y el sector ha tirado de la tradicional rebaja de precios que lleva a una bajada de costes y de la calidad. Todos hemos hecho descuentos, pero nosotros apostamos por la calidad y la innovación, y por el mismo precio ofrecemos valor añadido.
P. ¿Pero cuánto han rebajado los precios?
R. Lo medimos en términos de ingresos por habitación disponible, el denominado RevPar, y el nuestro ha bajado un 16% en 2009, frente a la media del 19% del sector hotelero mundial. Hemos hecho un recorte de costes de 80,5 millones de euros que no ha sido percibido por el cliente como merma de calidad.
P. ¿Qué expectativas económicas tienen para finales de año, después de reducir un 26% sus beneficios en 2009?
R. Nuestra situación es mucho mejor comparada con la del año pasado y comparada con el resto del sector. Estamos arañando cuota de mercado a nuestros competidores. Si en 2009 obtuvimos 38 millones de euros de beneficio, este año será mejor. En momentos de crisis se ponen de manifiesto las empresas que han hecho los deberes. Hemos contenido los gastos y reducido la deuda en 80 millones de euros. Somos moderadamente optimistas.
P. ¿Cómo les va a afectar la subida del IVA que ha entrado en vigor esta semana?
R. Va a ser complicado repercutirla al cliente porque los contratos con los turoperadores [que representaron el 49% de las ventas en 2009] se firman con un año de antelación. Irá en detrimento de nuestros márgenes y tendremos que apretarnos el cinturón. Nos oponemos a esta medida, como a cualquiera que vaya en contra de incentivar el consumo, no es adecuado para la economía. El Gobierno tiene que replantearse la subida del IVA.
P. ¿Y qué opinión le merece la reforma laboral? Con un 20% de sus 33.000 trabajadores temporales y un 7% fijos discontinuos.
R. Nos encantaría dar empleo. Pero en Baleares, Canarias, la Costa del Sol y Levante la estacionalidad es importante. La temporalidad se debería haber abordado de forma más correcta, con flexibilidad para la empresa, en vez de incentivar el despido. Hay que ajustar la reforma laboral porque el empleo se crea gracias a las empresas, y el turismo genera en España 2,8 millones de puestos de trabajo. No se pueden acotar tanto los contratos temporales en una industria con seis meses de temporada alta. Nosotros queremos dar continuidad a nuestros trabajadores, desde hace años trabajamos en su formación y, como seguimos abriendo establecimientos, 20 en 2009, les hemos desviado de hoteles de playa a hoteles de nieve. Pero somos una excepción. Además hemos enviado a más de 100 directivos españoles a nuestros hoteles de Latinoamérica y Asia.
P. Aunque con la crisis y la sequía de financiación hayan ralentizado sus proyectos de inversión, como los de Brasil o México...
R. Este año pensamos crecer con un hotel cada tres semanas. Hemos apostado por fórmulas poco intensivas en capital, como son los contratos de gestión [más del 80% de los hoteles nuevos de 2009] y de alquiler, el resto. Pero hemos asegurado la financiación para 2010 y 2011, con bonos convertibles y acciones preferentes, para proyectos como el de México, de dos hoteles y 900 habitaciones. La joya en bruto del grupo, en Salvador de Bahía (Brasil), es un proyecto a largo plazo para el cual contamos con tener los permisos de construcción en el primer semestre de 2011. Supondrá una inversión superior a 800 millones de dólares en los próximos ocho o diez años, pues se trata de desarrollar cinco millones de metros cuadrados de terreno y 1.800 habitaciones de hotel. En una primera fase invertiremos 100 millones de dólares junto a socios locales. La diversificación nos ha aportado mucho, es una ventaja competitiva que la mitad de nuestros hoteles sean vacacionales y la otra mitad urbanos; que un tercio sean en propiedad, otro tercio en gestión y otro en alquiler. Es la fórmula adecuada. Y ahora vamos a concentrarnos en los hoteles en gestión.
P. Acaban de vender la marca Tryp al grupo
Wyndham para seguir gestionando sus 90 hoteles. ¿Ha sido por dinero? ¿En qué consiste el acuerdo?
R. Wyndham es el primer operador mundial, con 7.500 hoteles, sobre todo en EE UU y Canadá. En España no está implantado y con los 70 hoteles de Tryp (otros 20 están en el extranjero) tiene acceso al mercado nacional. No ha sido por los 43 millones de dólares que ha supuesto la venta de la marca, sino por los compromisos de crecimiento que tiene Wyndham para Tryp, que nos aportarán unos fees importantes, además del acceso de Sol Meliá a través del programa de fidelización a los 8,5 millones de clientes que tiene la cadena americana.
P. ¿Tienen previstos más acuerdos de este tipo o ventas?
R. No, no tenemos previstas más alianzas. Ventas, tampoco. Continuaremos con la rotación de activos.
P. ¿Y compras? ¿Están estudiando alguna ahora que los precios de la crisis dan la oportunidad?
R. El proceso de consolidación de la industria, que tiene que producirse para dejar menos jugadores y más potentes, lo liderarán compañías como la nuestra. En el pasado hemos comprado algunas cadenas hoteleras, como Hotasa, Meliá, Tryp...
P. O sea, que sí. Lo dice su cara. ¿En Asia, que tanto les gusta?
R. El énfasis va a estar en la adquisición más que en la venta. En España será difícil porque tenemos demasiados activos. Otros mercados como el europeo, Latinoamérica o Asia son más rentables a corto plazo y tienen más posibilidades de crecimiento. Llevamos 27 años en Asia, desde que abrimos en Tailandia, y sí nos gusta mucho y lo conocemos bien. Y acabamos de abrir nuestro primer hotel en Shanghai, y queremos llegar a otros destinos chinos y asiáticos.
P. ¿Prevén algún cambio en su accionariado con la nueva entidad que va a formar la Caja de Ahorros del Mediterráneo, que cuenta con más del 6% de su capital, a través de un SIP?
R. No. La CAM nos aporta mucho y el coste de adquisición con que entró en Sol Meliá está en línea con la cotización actual. No prevemos cambios.
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