Croacia se frena
El país balcánico acuerda un revolucionario plan de reformas económicas
La economía croata se enfrenta a una de las mayores revoluciones estructurales desde su escisión de la ex Yugoslavia, a comienzos de la década de los noventa. La actual crisis económica, la falta de herramientas para solventarla y su probable incorporación a la Unión Europea han impulsado una serie de cambios con los que la actual Administración espera consolidar su crecimiento en el mediano plazo, internacionalizar su producción y mejorar sus perspectivas de cara a la inversión extranjera, una de las asignaturas pendientes del país balcánico.
¿Cuál es el punto de partida? El primer trimestre no ha sido positivo para el crecimiento después de que el PIB se redujera un 2,5%. Con ello, el país vuelve a entrar en recesión, que parecía abandonar durante la última parte del año pasado. El PIB de Croacia se redujo un 5,8% en 2009 y para este curso se espera un retroceso del 1%, empeorando las previsiones de comienzos de año en las que se hablaba de un retroceso de solo un 0,7%. La previsión es que en 2011 el crecimiento del PIB sea del 2,2%.
El PIB ha caído un 2,5% hasta marzo y cada vez depende más del turismo
Pero no son los únicos datos. En mayo, el desempleo alcanzó el 17,2%, una caída de siete décimas con relación al mes de abril, pero que les mantiene como uno de los países europeos con mayor paro en este ejercicio. A su favor juega una inflación relativamente controlada en el 2% anual, una producción industrial que cayó solo un 0,6% en marzo (7,8% de crecimiento en bienes de capital) y un déficit público que el año pasado rozó el 4% del PIB, una cifra que el Ejecutivo considera controlable de cara a la recuperación de la economía en los próximos cursos.
¿La solución? El plan de estabilización presentado en mayo -y que ya cuenta con la bendición de la Unión Europea- gira en torno a cinco ejes fundamentales: el aumento de la eficacia del sector público, recortes del gasto y reducción de la plantilla en un 5%; reforma del impuesto a la renta, cambios en las tablas impositivas y anulación de bonificaciones fiscales; reducción en los atrasos de los pagos del sector público para hacer frente a los problemas de liquidez; fortalecimiento del postergado plan de privatizaciones, y disminución de la presión fiscal sobre las empresas.
No obstante, economistas locales consideran que este plan es insuficiente, ya que se centra demasiado en controlar el gasto y deja de lado incentivos productivos y a la inversión. En este último apartado, la entrada de capitales extranjeros durante el año pasado apenas representó el 3,5% de los 11.800 millones de dólares que se inyectaron a la economía croata. Cifra que se antoja muy inferior a los 7.000 millones de euros que generó el turismo en este mismo periodo. Incluso muchos advierten de la creciente dependencia de esta industria en detrimento del desarrollo productivo.
El principal causante de estas bajas cifras es un engorroso sistema burocrático para conseguir permisos, sumado a la baja cualificación de la mano de obra local y a su todavía reducido intercambio comercial con las potencias europeas. Precisamente, el ingreso en la UE y su incorporación plena a la unión aduanera común es una de las bazas con las que cuenta el país para dinamizar sus intercambios y la inversión. Para ello llevan los últimos años adaptando su legislación fiscal y financiera, aunque la incorporación definitiva no se produciría antes de 2012.
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