Momento Casillas
Reina me dijo por donde iba a tirar Cardozo el penalti", confesó el capitán
Hay partidos discontinuos y partidos con un hilo argumental claro. El de ayer, por motivos misteriosos, se alteró completamente cuando Vicente del Bosque cambió a Cesc por Torres pasado el minuto 50. Hasta entonces la noche había transcurrido en una calma inquietante. Casillas paró un tiro flojo de Santana cuando los equipos se estaban conociendo y lo más exigente que hizo Villar en la primera hora fue dar cuatro pasos para apretar contra su pecho un pelotazo de Xabi Alonso a Torres que se había ido largo. Un tiro entre los tres palos de España y nada contra el arco sudamericano. Nada hacía pensar que entre el minuto 55 y el 60 se produciría el momento penalti, el momento alboroto, el momento heroico en el que aparece el capitán y deja su portería a cero y a España firme en Sudáfrica.
"Ha estado inmenso, nos ha llevado a semifinales", le alaba Busquets
Casillas iba de azul claro y Villar de un verde pastel. El madrileño caminaba con los brazos cruzados clavando la mirada en la hierba como si buscase algún objeto perdido cuando Del Bosque hizo el cambio. El técnico procuró agitar el escenario metiendo a Cesc, un llegador, un abrelatas. La relación entre la entrada del mediapunta y los acontecimientos subsiguientes no es directa ni indirecta. Cesc no había echado ni una carrera cuando Piqué hizo penalti. Mientras acudía a rematar un córner, Cardozo fue alevosamente agarrado por Piqué. El error del central español, que perdió la posición y rectificó contra el reglamento, resultó extraño por infrecuente. Su hoja de servicios en el último año estaba inmaculada. Pero ayer algo hizo que se le fuera el santo al cielo. Casillas, que no había tenido nada de qué preocuparse, de pronto tuvo ante sí a Cardozo mirando fijamente la pelota con la intención de mandarla al fondo de la red. Cardozo, delantero centro clásico, apodado Tacuara, como la caña con que los guaraníes hacían sus lanzas, se perfiló de costado anunciando el zurdazo y tiró a su derecha. Ahí se volcó el portero antes de embolsar la pelota sin dar lugar a réplicas.
Casillas tiene una particular manera de manifestarse. No importa su trayectoria ni su situación deportiva o personal. El hombre aparece cuando más le necesitan. Su relación con la pena máxima es significativa. Desde 2002 ha parado penaltis en Mundiales y Eurocopas. En la selección y con el Madrid. A sus 29 años, sigue comportándose igual que a los 20.
No habían pasado cinco minutos desde la parada de Casillas cuando Alcaraz hizo penalti a Villa y Justo Villar debió medirse a Xabi Alonso. El vasco metió el primer tiro pero el árbitro se lo anuló. A la segunda paró Villar y el partido se quedó 0-0.
No fue necesario que Casillas apareciera otra vez hasta que le remataron desde media distancia, al límite del tiempo reglamentario, con la selección clasificada para las semifinales por la mínima. Un mal blocaje posibilitó la segunda jugada. Apareció Santa Cruz, muy oportuno, para ponerse frente a frente al portero. Santa Cruz remató, pero Casillas salió para cerrarle todos los ángulos con piernas y brazos. La parada evitó el empate. Fue lo suficientemente importante para que los jugadores la retuvieran una vez pitado el final. El banquillo se levantó en masa y una avalancha de chaquetas azules, encabezadas por Reina y Valdés, los porteros suplentes, se lanzaron sobre su objetivo. Una montaña de abrazos tapó al capitán. Ayer, Casillas dejó atrás una temporada más o menos intrascendente. Lo hizo para poner a España en las semifinales. Por primera vez desde 1950.
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