La erótica del 'chanteur' intoxicado

Detrás de la voz susurrante y venérea que serpenteaba sobre el colchón de los gemidos de Jane Birkin en Je t'aime moi non plus latía una personalidad compleja y un genio irrefutable: el de Serge Gainsbourg, uno de esos artistas que no pueden caber en una sola película. Quizá por eso, Joann Sfar, historietista de trazo libre y creatividad desbordante, no ha querido capturar todas las facetas del poliedro en su debut como director de cine, Gainsbourg. Vida de un héroe. La película se centra, así, en un solo Gainsbourg: el Gainsbourg interiorizado por Sfar, que, por otro lado, no deja de ser una figura excesiva, inabarcable y contradictoria. Estas son algunas de sus claves.

1. El agente provocador

"Era un poeta loco, todo lo que salía de su boca me interesa"

Para algunos, Serge Gainsbourg fue el loco arrogante que quemó un billete de 500 francos ante las cámaras de televisión o el borracho terminal que soliviantó en directo a Whitney Houston con sus procacidades. Sfar ha evitado en su película todo ese anecdotario, aunque fue la provocación lo que, en un primer momento, atrajo la atención del director sobre la figura del polémico artista: "Para todos los niños franceses de mi generación, las apariciones de un Serge Gainsbourg siempre dispuesto a provocar eran lo más divertido que uno podía encontrar en televisión. Era un sátiro: todo lo que decía era muy sexual. En suma, lo que le oíamos decir nos daba muchas ganas de crecer y probarlo".

2. Verdades y mentiras del genio

Antes de los créditos finales de su película, Sfar inserta un rótulo con madera de declaración de principios. Lo que ha buscado no es la verdad sobre Gainsbourg, sino, precisamente, zambullirse en la belleza de sus mentiras: "No me interesa nada lo que contaban los demás de Gainsbourg: yo sólo me centré en lo que contaba él de sí mismo. Era un poeta, estaba totalmente loco y todo lo que salía de su boca me interesa. Planteé la película como si fuera el resultado de haberme encontrado en un nightclub, a altas horas de la noche, a este viejo borracho que folla, fuma y bebe y me cuenta su vida. Él, constantemente, se adjudica el mejor papel en su propia biografía, el papel del héroe".

3. Belleza transgenérica

En la portada de Love on the beat, un Gainsbourg travestido expulsaba, a través de sus labios pintados, el humo de los placeres prohibidos. Sfar tuvo una idea arriesgada para dar vida a su versión de Gainsbourg: "Al principio, quería que fuese la propia Charlotte Gainsbourg quien interpretase a su padre: trabajamos juntos durante seis meses, hasta que un buen día me dijo que no podía seguir, porque le resultaba demasiado doloroso". Finalmente, la confusión de géneros se ha trasladado a la propia textura de la película: "No quería hacer un biopic, sino un musical: no quería una película parecida a la vida, sino a otras películas. Mis referencias fueron Un americano en París y Todos dicen I love you, junto a muchas otras películas de amor ambientadas en París con abundantes clichés sobre el artista y sus modelos". Fragmentos animados, criaturas imaginarias y explícitos guiños cinéfilos —entre otros, a El desprecio, de Jean-Luc Godard—, completan la composición de un cóctel tan explosivo como el propio protagonista de la película, más revivido que interpretado por un clónico Éric Elmosnino.

Gainsbourg. Vida de un héroe se estrena el 9 de julio en España. Y en el FIB-Heineken, el 14.