La crisis del ladrillo deja 37.700 viviendas recién construidas que no tienen comprador
Casi 13.000 personas dejaron de trabajar en la construcción en 2009 - Los ayuntamientos invirtieron en obras más dinero que la Xunta
Las cifras son tan malas que el presidente de los constructores de Pontevedra, Ángel Fernández Presas, se encomendó ayer a Dios para que no vuelvan a repetirse. La crisis del ladrillo, que arrasa en Levante, ha provocado una caída del negocio inmobiliario del 28% en Galicia. El Ministerio de Vivienda calcula que al empezar este año había unas reservas de 37.768 casas y pisos nuevos a la venta, un 18% más que hace doce meses. Los visados de obra han descendido un 68%, la superficie a construir un 65%. Y así hasta llegar al gélido dato del empleo. La Seguridad Social contabiliza 12.500 bajas, una cifra que coloca al sector con 118.000 trabajadores, a niveles de 2003.
Lo peor aún no ha pasado. Fernández Presas augura un 2010 malo, sobre todo porque en el segundo semestre desaparecerá el estímulo del Plan E del Gobierno, que pese a engordar el déficit ha animado la obra pública en los ayuntamientos hasta hoy. Es precisamente la inversión de las administraciones la que ha logrado salvar los muebles. Según las estadísticas de la Federación Gallega de la Construcción, el importe licitado ascendió a 3.206 millones de euros el año pasado, lo que significa un crecimiento del 2,5%. Las inversiones del Estado se elevaron a 1.508 millones y juntos, los ayuntamientos gallegos invirtieron más que la Xunta, 750 millones de euros frente a 716.
Un piso que antes costaba 200.000 euros se ha abaratado en 15.000
En la obra privada canta otro gallo. Con los bancos cerrando el grifo de las hipotecas, las promotoras lograron vender 14.740 pisos nuevos, un 14,8% menos que en 2008. Siendo malo, el dato es mejor que el que resume lo que ocurrió en España, que habla de una caída del 21%. Lo único positivo para los compradores fue la importante bajada del precio de la vivienda, del 7,5%. Esto significa, por ejemplo, que una casa que a finales de 2008 costaba 200.000 euros, ahora se ofrece 15.000 euros más barata.
A la hora de buscar culpables de la debacle, el presidente de los constructores de Pontevedra denunció tanto a los bancos como a la Administración. "Escaparon como si fuésemos apestados y eso contribuyó en buena medida a la crisis", se lamentó ayer Fernández Presas. "Es un craso error que pagaremos todos", añadió, convencido de que el suyo es un sector "víctima de las circunstancias". El negocio que mueve 5.645 millones de euros. Si se le suman la construcción de carreteras y otras dotaciones, supera los 8.500 millones de euros, lo que representa 12,7 puntos del Producto Interior Bruto de Galicia.
Después entonó el mea culpa al recordar que, al fin y al cabo, la construcción no hizo los deberes cuando las promociones hacían brotar los euros por todas partes. "El sector, tal y como lo entendíamos, no lo volveremos a ver. No hemos sabido aprovechar los años de bonanza para encontrar un nuevo modelo económico". Ahora toca "agudizar el ingenio, innovar y reciclarnos". Su asociación ha empezado a ofrecer un servicio de ventas a través de la página web para ahorrar costes de promoción, de modo que comprador y vendedor se encuentran sin intermediarios. Lo que no harán es sentarse a negociar el convenio colectivo en la provincia porque, dicen, "con la reforma laboral tramitándose no tiene sentido".
También ayer se presentó el informe Hispalink que cada año elaboran expertos de varias universidades españolas. El documento augura que la economía gallega decrecerá un 0,1% este año, y avanzará un 0,6% en 2011.
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