La pelea por el pantéon
Una sentencia reconoce la propiedad de la Iglesia sobre el templo donde el galleguismo ha enterrado a sus ilustres
El 25 de mayo de 1891, un grupo de próceres trasladó los restos de Rosalía de Castro a la capilla lateral izquierda de la iglesia del convento de San Domingos de Bonaval, en Santiago. Un sepulcro esculpido por Jesús Landeira Iglesias y pagado por emigrantes de Cuba acogió a la poeta, muerta seis años antes y enterrada en la campa de Adina (Iria Flavia). Fue así Rosalía quien inauguró el Panteón de Galegos Ilustres, lugar simbólico del galleguismo y cementerio de ilustres personalidades -la última allí sepultada, el cartógrafo Domingo Fontán, fallecido en 1866 pero ingresado en el templo en 1988. Pero 119 años después, la resolución judicial del conflicto sobre la propiedad del edificio que enfrentaba a Ayuntamiento de Santiago y al Arzobispado de la ciudad ha cerrado las puertas del panteón.
Un alcalde franquista inscribió el inmueble en los bienes municipales
Cultura asegura que está cerca de alcanzar un acuerdo para abrir el lugar
San Domingos de Bonaval, un bien expropiado a la Iglesia durante las tímidas desamortizaciones liberales del siglo XIX, forma parte del patrimonio municipal desde principios de la década de los sesenta. Ángel Porto Anido ostentaba el cargo, designado por el gobernador civil franquista, cuando inscribió el complejo eclesiástico entre los bienes del consistorio. Sus paredes sólo albergaban entonces los cadáveres de la autora de Follas Novas, del líder y teórico regionalista Alfredo Brañas, -sepultado en 1900- y del escultor da raza Francisco Asorey, inhumado directamente en el panteón en 1961. Antes de la instauración del régimen democrático, únicamente el también da raza, pero poeta, Ramón Cabanillas, ocupó lugar entre los gallegos ilustres. Fue en 1967.
Ninguna disconformidad expresó la dirigencia católica a lo largo de estos años. Las sotanas esperaron al sufragio universal y a las libertades políticas para reaccionar y reclamar para su cartera inmobiliaria los edificios anexos al parque de Bonaval. El Museo do Pobo Galego, fundado en 1978, ya se había instalado en el convento y custodiaba, como hizo hasta el pasado mes de mayo, las llaves de la puerta del panteón, al que se accede a través del claustro. Y en 1984 habían recibido, en medio de las airadas protestas del nacionalismo por considerar que no se cumplía la voluntad del intelectual -"sólo volveré a Galicia cuando ésta sea libre", había escrito éste-, las cenizas de Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, 34 años después de haber muerto en el exilio argentino.
Además de guardar las llaves en el Museo do Pobo Galego, las instituciones laicas -el Ayuntamiento, la Xunta y el Ministerio de Cultura- no dejaron de invertir dinero en la restauración y mantenimiento del panteón. Desde las dependencias municipales, y dada la inscripción realizada por el regidor franquista Porto Anido, siempre consideraron de propiedad pública la pequeña basílica. Aún hoy en día, tras la ejecución de la sentencia del Tribunal Supremo que da la razón al Arzobispado en lo referente a la capilla, el convento donde el museo expone la cultura tradicional gallega pertenece al ayuntamiento de la capital.
Fue el grupo parlamentario del BNG el que, hace aproximadamente un mes, alertó de que el Panteón de Galegos Ilustres había sido cerrado. En las altas instancias eclesiásticas de Santiago, y a pesar de las reiteradas llamadas de este diario, guardan silencio y no explican cuáles son los planes de la Iglesia para un lugar clave del galleguismo civil. Pero el conselleiro de Cultura, Roberto Varela, respondió a la pregunta de los nacionalistas en el Parlamento esta semana y aseguró que su departamento "negocia con el Arzobispado de Santiago" y se encuentra cerca "de un acuerdo para abrir al público el Panteón de Galegos Ilustres al público con la mayor brevedad posible". Varela, cuya consellería todavía no ha ofrecido detalles del pacto con la Iglesia, definió la capilla de San Domingos de Bonaval como "un espacio de encuentro y un símbolo viviente de la sabiduría compartida por algunos de los más grandes representantes de la cultura gallega".
De momento, el Bloque ha convocado, mañana, un acto con su portavoz nacional, Guillerme Vázquez, y la secretaria general de Galiza Nova, Iria Aboi, para reivindicar los usos aconfesionales del panteón. Y la Asociación de Escritores en Lingua Galega (AELG) desfilará el 15 de julio por Santiago en cortejo, acompañado de la banda municipal de Santiago. Los autores leerán poemas de Rosalía y recordarán el del 25 de mayo de 1891, cuando la inhumación de los restos de la poeta inauguraron el cementerio laico del galleguismo.
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