Lienzos de retratos en la intimidad
Se pega unos madrugones importantes. A las cinco de la mañana ya está en pie en Los Ángeles. Y estos días con un motivo más: la retransmisión de los partidos de fútbol del Mundial, que en Estados Unidos empieza a las 4.30 de la madrugada. El realizador de cine y televisión Rodrigo García no es un apasionado del fútbol, pero sí le gusta seguir el juego de los diferentes equipos. Así que, dejando a un lado el partido matinal de ese día, está al otro lado del teléfono, despejado y bien despierto, a las 6.30 (hora de Los Ángeles).
Lo que Rodrigo García (Bogotá, Colombia, 1959) gana con la televisión lo invierte en su gran pasión que es el cine. En la pequeña pantalla ha firmado algunos de los capítulos de prestigiosas series -Los Soprano, A dos metros bajo tierra o En terapia- y en el cine -Nueve vidas, Cosas que diría con solo mirarla y, ahora, Madres e hijas- busca la intimidad, las relaciones personales, el retrato más cercano de los hombres y las mujeres. Un cine de autor, independiente y bien alejado de los grandes estudios de Hollywood. "Yo vivo en Los Ángeles, pero estoy muy al margen de la industria. Las películas que hago son difíciles de financiar y de distribuir. Me gusta la intimidad, defiendo la vida privada, ahora que todo está en YouTube y las televisiones están plagadas de confesiones y vulgaridades. Uno de los motivos por los que siempre es tan difícil producir mis películas es que trabajo en un lienzo de cosas muy íntimas, de relaciones interpersonales. En mi cine nunca hay una aventura exótica, me interesa más el viaje interno, el viaje del conflicto personal, el retrato de las personas más que la historia misma", dice el hijo del escritor y premio Nobel Gabriel García Márquez.
"Por suerte, muchas de las actrices buenas también son estrellas. Gracias a ellas consigo dinero para financiar mis películas"
Fueron sus reflexiones y su búsqueda de las consecuencias de la ausencia, de la pérdida, las que le llevaron a realizar su última película, Madres e hijas. La ausencia fue la chispa y de ahí surgiendo el tema de la maternidad y el de la adopción. "Lo que me interesaba era el retrato de esas personas que tienen que vivir con el fantasma de otro que se fue y cómo esa ausencia marca o deforma el carácter, por ejemplo, de una madre y una hija", explica García, padre de dos hijas de 14 y 11 años. Madres e hijas, que se estrena en España el próximo 2 de julio, está protagonizada por Annette Bening, Naomi Watts y Samuel L. Jackson. De nuevo y como siempre un cine rodeado de poderosos intérpretes de Hollywood y fundamentalmente de actrices femeninas. "Por suerte, muchas de las actrices buenas también son estrellas. Gracias a ellas consigo dinero para financiar mis películas. Hay veces que me da hasta un poco de vergüenza utilizar tantas estrellas, pero sin ellas no podría hacer cine. Los sueldos de mis películas están muy por debajo de lo que pueden ganar en el cine comercial. Es una feliz coincidencia. Estos intérpretes cada vez hacen más cine independiente, en un trabajo en el que el dinero no es lo más importante, porque buscan papeles y personajes más complejos e interesantes", añade el realizador. Un ejemplo: en sus películas todos los que participan cobran lo mismo. Y un dato interesante: el presupuesto de Madres e hijas iguala en cifra al caché que Samuel L. Jackson cobra por su trabajo en cualquier película comercial.
Fanático lector de cuentos -"me gustan porque son compactos, eficientes, logran decir mucho diciendo poco" -, es ahí donde encuentra la influencia en la escritura de los guiones y no tanto en la literatura de su padre. "Lo que tiene influencia es el mundo en el que crecí, un mundo en el que las historias, los cuentos y las novelas tenían una presencia clave. Yo no veo una influencia directa de los libros de mi padre en lo que escribo".
La televisión le permite penetrar en mundos que no son los suyos -"nunca escribiría guiones como los de Los Soprano o A dos metros bajo tierra"-, visitar mundos ajenos, jugar con otras reglas y hacerlo con historias bien escritas y sólidos actores con los que nunca ha trabajado. "La televisión permite abordar el drama con temas adultos, algo que cada vez en el cine resulta más raro. El cine de ahora está muy enfocado hacia el público joven, hacia la gran aventura, sin ninguna complicación emocional". Y eso es justo lo que él busca con sus proyectos cinematográficos. "El buen cine de autor sigue siendo más transgresor y audaz, más subversivo. Está en la vanguardia del medio audiovisual. El cine de autor es como un libro o un poema. Lo primero que busca es la satisfacción personal, sin pensar en el mercado. Todo lo contrario del cine comercial que busca el denominador común más bajo, con películas complacientes, siempre pensadas para que acuda el mayor número de espectadores".
Él sabe que si Madres e hijas hubiera contado con la participación de los estudios, su final tendría que haber sido más feliz. A eso no está dispuesto a renunciar. Como tampoco al encuentro con las grandes actrices que tanto le aportan. Y por ello a finales de verano comenzará el rodaje en Irlanda de Albert Nobbs, con guión escrito por Glenn Close. -
Madres e hijas se estrena en España el 2 de julio.
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