El videojuego sube de nivel
El Gobierno reconoce el papel artístico y económico de la industria del ocio interactivo y crea una Academia como la de Cine
El reconocimiento del valor cultural del videojuego vivió ayer un momento dulce. La ministra de cultura, Ángeles González-Sinde, presentó en Madrid una nueva edición -la sexta- de Gamelab, la feria del videojuego y el Ocio Interactivo. Una cita que reunirá, del 30 de junio al 2 de julio, a estrellas y aficionados en el Palacio de Congresos de Gijón.
Pero esta no es la única buena nueva para el sector: en unas semanas, y con el apoyo del Ministerio de Cultura, nacerá la Academia de las Artes y las Ciencias Interactivas. Madrid será su sede y su presidencia la ocupará Iván Fernández-Lobo, director de Gamelab. Y como la de Cine, concederá unos premios anuales en distintas categorías (como la de dirección artística, la de diseño gráfico o la de música). Según la ministra, sobran razones para promocionar la industria con esta y otras iniciativas. "Los videojuegos son patrimonio. Aportan innovación tecnológica, creativa y estética a la cultura. Su modernidad los entronca con el arte contemporáneo". Para González Sinde, los videojuegos han creado un nuevo lenguaje: "Hay texturas, sonidos, imágenes que pueden reinterpretarse y servir de inspiración". Argumentos económicos tampoco faltan: solo la venta del hardware y software genera unos 1.500 millones de euros al año, según la consultora DFC Intelligence. Además, la cultura, y en especial el videojuego, es responsable del 4% del PIB en España. "Es un porcentaje mayor al del sector energético, al que los periódicos dedican más páginas y que la ciudadanía ve como una inversión razonable. Y genera 800.000 puestos de trabajo".
El sector ha crecido un 200%, pero faltan productoras
Al lado de la ministra se sentó uno de los iconos del videojuego: el barcelonés Gonzo Suárez, fundador de la desarrolladora Arvirago y responsable del título Commandos, un hito de la industria nacional. Suárez, que será vicepresidente de la Academia, defiende la importancia del sector: "Si dentro de 200 años un arqueólogo hace una excavación para entender nuestra sociedad, no la comprenderá si no descubre el fenómeno del videojuego". Suárez recalcó que, como la del Cine, la Academia se centrará en el profesional porque ha sido el gran olvidado.
Suárez habló ayer de los problemas coyunturales que lastran el sector. "El mercado cambia cada tres meses. Sirva como ejemplo el iPad. En 80 días vendió tres millones de copias y creó una pasarela de pago que elimina intermediarios en la venta. Esto significa que las productoras y las distribuidoras tendremos que adaptarnos".
Otra dificultad es estructural: "El videojuego español ha crecido en un 200% en los últimos años; sin embargo, faltan productoras. Hay mucho talento pero está concentrado en solo 120 empresas".
De creatividad se llenará Gamelab 2010. Algunas de las novedades se parecerán a las de la feria E3, clausurada el pasado jueves en Los Ángeles (EE UU). Pero algunas -sobre todo las nacionales- no tienen nada que envidiar al encuentro californiano. Enric Álvarez, el desarrollador y director del estudio español Mecurysteam, al que hoy envidia medio mundo, mostrará en exclusiva dos niveles de Castlevania: Lords of Shadow. Se trata del primer título que la multinacional nipona Konami ha producido fuera de Japón. Digital Legends explicará los entresijos de su título Bruce Lee Dragon Warrior HD, uno de los contenidos más descargados en el iPad internacionalmente. Kinect, la plataforma de Microsoft sin mandos (se controla con el cuerpo), también será protagonista: Ubisoft Barcelona revelará el primer juego realizado en España para el sistema.
"Hace cinco años no sabíamos que el mercado iba crecer tanto. Existe interés por parte del usuario. Por eso abrimos la feria al público", explica Fernández-Lobo, director del evento. Otras novedades -como dispositivos que permiten interactuar con videojuegos a través del cerebro o títulos de realidad aumentada- recuerdan que los inventos de los que hablaba la ciencia ficción ya están aquí.
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