_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Sopa de piedra

David Trueba

Los medios de comunicación funcionan como la cocina de la política. En el fogón de la pantalla o de la prensa, se preparan los platos que luego tendremos que tragar. Requiere habilidad, porque ahí es donde los platos se enfrían, se queman o salen al punto. Sin ir más lejos, el asunto de la tregua de ETA ha pasado por los microondas mediáticos en estos días y la conclusión es que aún está un poco crudo. Habrá que darle vuelta y vuelta.

Los medios dejan listo para el consumo masivo hasta sopas de piedras. El ministro Moratinos rescató a un ciudadano suizo encarcelado en Libia como venganza por la detención de un hijo de Gadaffi en aquel país, y lo aceptamos asumiendo que el líder libio, en su día enemigo público número uno, hoy es gobernante amigo. Seguimos masticando, en cambio, la furtiva resistencia de Bin Laden, que hizo el camino inverso. Como otros países, España tiene a dos cooperantes en manos de ese cruce entre guerrilla integrista y narcotráfico y permitimos que la negociación se cocine a fuego lento, porque nos va en ello la vida de dos compatriotas.

Hace poco los conservadores españoles ponían el grito en el cielo cada vez que España defendía una posición negociadora con Cuba y clamaban por endurecer el bloqueo contra la dictadura castrista. Incluso, especialmente servido para los medios, algunos dirigentes del partido visitaron la isla para ser detenidos en el aeropuerto en algo así como un tentempié televisado. Ahora, las negociaciones las lleva la Iglesia católica y el plato se puede comer con cucharadas silenciosas, facilitando con ello la salida de prisión de varios disidentes cubanos.

Jesús Eguiguren, presidente de los socialistas vascos, metió el dedo el otro día en el puchero mediático de la legalización de los partidos abertzales. El guiso estaba tan caliente que casi se abrasa el dedo, pero todo el mundo sabe que llegado el momento el caldo alcanzará el punto perfecto. Lo que hoy parece una sopa de piedras, se masticará como un puré. Los medios administrarán el fuego en función de intereses variados. Sentados a la mesa sólo esperamos que llegue el día en que podamos comer en paz.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_