El Alcázar renace al son de la música

Ni el mejor técnico de luces lo hubiera conseguido. Justo cuando La Shica empezó ayer su concierto, de espaldas a la ventana, una tormenta inesperada empezó a arrojar relámpagos que iluminaban la penumbra del recinto. Ceñida en un vestido azul, se marcó un zapateado que hizo temblar al escenario y a los allí presentes, unas 200 personas. Se acercó el micrófono, desprendida de toda solemnidad, y por fin, ahí estaba: La Shica en estado puro. Deliciosamente chabacana, excesiva, juguetona, brillante. Estaba allí para desgranar su particular y adictiva visión de la copla, y presentar al grupo que apadrina, ZooBazar, que mezclan con arte música griega, turca y árabe. Todo lo que sepa a Mediterráneo.

Justo cuando empezó, una tormenta inesperada arrojaba relámpagos

La actuación de la ceutí cerró ayer el ciclo Anónimos, durante el cual siete artistas consagrados de los más diversos estilos, desde el pop sencillote de Fran Perea hasta el rock quebrado y nocturno de Josele Santiago han compartido escenario con músicos emergentes. "Cada 'padrino' llevaba a un 'ahijado' elegido por él", aclara Marco Siniscalchi, organizador del sarao. Este argentino de 34 años, ex golfista profesional que vino a España para gestionar 40 campos de golf, sufrió la embestida de la crisis hace un año y aprovechó para darle un giro a la situación: ahora es responsable de llenar de música el teatro Alcázar todos los jueves después de las diez y media, cuando los actores abandonan las tablas.

Al entrar en la sala elegida para las actuaciones de Anónimos, uno tiene la extraña sensación de haberse teletransportado a un local de moda del Soho neoyorkino: un amplio espacio de estilo neoclásico con paredes blanquísimas que ascienden hasta techos de seis metros de altura finaliza en imponentes ventanales, a través de los cuales se cuela la elegante estampa de la calle Alcalá.

"Los teatros son los sitios más mágicos que existen", decía un día antes de su concierto La Shica con entusiasmo indisimulado. "Tienen vida, solo tienes que dejarte llevar y esperar a que te cuenten las mil historias de quienes han pasado por allí".

Reinventar el Alcázar en tiempo de crisis. Esa es la misión que Smedia, empresa gestora de otros ocho teatros madrileños, le ha encomendado a Siniscalchi. Él y sus dos socias, una realizadora de publicidad y una representante de artistas, han decidido ir un poco más allá: recitales con "algo más" que los diferencien de conciertos al uso.

El ciclo Anónimos, que ha tenido lugar estos dos últimos meses, ha servido para dar a conocer a nuevos artistas, entre los que ha calado especialmente la joven cantautora Alana Sincler, un cruce entre Tracy Chapman y Mazzy Star; su 'madrina', Ondina (una de las revelaciones pop rock de este último año), la presentó así hace dos jueves: "prestadle atención a esta anónima, porque dentro de muy poco dejará de serlo". No andaba desencaminada.

Ayer terminó el ciclo, pero le seguirán otros, cuya única limitación es la capacidad de inventiva de Siniscalchi y sus socias. El siguiente comienza dentro de dos semanas. "Se llamará Hoy contigo", explica el argentino, "un músico compartirá escenario con otro artista, a ser posible de otra disciplina: un videoartista, un bailarín...". De momento ya tienen un plato fuerte: Bebe ha confirmado su participación.