El ex fiscal de Nueva York pasa de adicto a la prostitución a comentarista político
No hay nada como ser el protagonista de un escándalo para tener la vida resuelta. En EE UU suele ocurrir a menudo: alguien célebre hace algo que acaba con su carrera, sufre un trauma inicial, la prensa le machaca, le condena al ostracismo y, en cuestión de pocos años, esa misma persona vuelve a reaparecer supuestamente rehabilitada y con la fuerza de un huracán. El camino para el regreso suele ser la televisión, aunque hasta ahora la puerta del retorno nunca eran las cadenas de información, sino canales más estrambóticos. Pero ha ocurrido, y esta vez el sujeto en cuestión es el ex gobernador y ex fiscal de Nueva York Eliot Spitzer, quien tendrá su programa en CNN.
Hace dos años su vida dio un vuelco al descubrirse su debilidad por las prostitutas. Él, que se había vendido al público como un abanderado de la legalidad, que había aprobado leyes para proteger a las prostitutas de los abusos de los proxenetas y que incluso había conseguido aprobar una ley que penalizaba a los clientes, resulta que era un adicto a sus servicios. Fue algo que se descubrió por casualidad, mientras Hacienda investigaba sus cuentas, y fue uno de los grandes escándalos políticos de 2008, puesto que Spitzer era un gobernador con un brillante futuro en el que incluso se veía al fondo la Casa Blanca.
Tras dos años lejos de la vida pública, Spitzer reapareció hace pocos meses en la cadena MSNBC como presentador sustituto y parece que ha gustado tanto que la CNN, que tiene problemas para competir con sus rivales en prime time, le ha invitado a protagonizar un programa de actualidad en el que sus opiniones se enfrentarán a las de Kathleen Parker, una conocida comentarista conservadora. El anuncio, que ha ido acompañado por decenas de entrevistas en las que Spitzer dice cosas como "los americanos saben perdonar y les gusta dar segundas oportunidades", no ha caído bien entre los profesionales de la prensa. Eric Burns, reportero de NBC, afirmaba en The New York Times: "Es un precedente muy preocupante, porque significa que uno puede ser premiado tanto por sus vicios como por sus virtudes, si consigue la atención necesaria".
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