_
_
_
_
Crítica:ÓPERA | 'La dama de picas'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Para olvidar la crisis

Se agradece que la ópera que sube al cartel del Liceu tras el anuncio de los pavorosos recortes presupuestarios para las próximas campañas sea un canto a la riqueza y el despilfarro como La dama de picas, de Tchaikovski; tanto en la forma como en el contenido. Este drama se construye, en efecto, sobre el pelotazo ante litteram, que no es otro que el de la mesa de juego, tema muy querido por la literatura rusa, en especial la de Pushkin, autor del relato libremente adaptado por Modest Tchaikovski, hermano del compositor. Hermann, el ludópata en cuestión, es un ser tan abyecto como los farsantes del inmobiliario actuales. La diferencia es que él absorbió la herencia fáustica que inauguró el Romanticismo y, consecuente con el spleen derivado, acabó suicidándose. En todo lo demás, es un mafioso clásico en busca de dinero rápido que irá dejando cadáveres tras de sí hasta dejar el suyo propio. Tremendo.

La forma requerida para mostrar todo eso no es menos opulenta. Hasta 14 solistas, orquesta al pleno, dobles coros a profusión, coro de voces blancas y ballet. Añádanse siete cambios de escenas en tres actos. No por conocida -se estrenó en 1992, se repuso en 2003-, la producción que dirige Gilbert Deflo merece menos elogios. Es un gran acierto el trabajo del doble plano para situar el drama psicológico del personaje en primer término, vestido con su impecable uniforme de oficial del ejército imperial, sobre fondo negro, detrás del cual se prepara el siguiente cambio de escena. Bien es cierto que algunos se alargan por encima de lo deseable, pero los más resultan muy buenos, como la utilización del coro de jugadores como telón para descubrir la escena del crimen final alrededor de la fatídica mesa. Por supuesto, tras el suicido vuelve a caer el fondo negro, dejando a Hermann solo, mientras la orquesta apura la coda. El mafioso siempre muere solo, nos recuerda el foco que hace caer sobre él Albert Faura, sabio iluminador.

La interpretación, globalmente, fue efectiva, lo cual no es mérito menor cuando se trata de un edificio de tales dimensiones. Llevó tiempos resueltos, siempre bien amarrados, Michael Boder, con alguna tendencia a volúmenes excesivos en el primer acto, con las voces todavía frías, luego compensados. En lo vocal, brilló a una altura no alcanzada por el resto el príncipe Ieletski de Ludovic Tézier. El ucraniano Misha Didyk, que asumió con valentía la anulación de Ben Heppner, estuvo seguro y solvente, sin conseguir, sin embargo, esa plusvalía exigible a Hermann de que nos hunda a nosotros en su depravación. Correcta pero algo distante la Lisa de Emily Magee y, en cambio, muy en la parte de vieja y antaño gloriosa condesa la veterana Ewa Podlés. Con ganas de gol el coro, que pasa una buena temporada.

Si de lo que se trata es de olvidar la crisis, no hay duda de que estamos ante el espectáculo adecuado. Mucho más no hay que pedirle a la ópera.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_