Maureen Forrester, veterana contralto canadiense
Destacó como intérprete del repertorio de Mahler, Bach y Händel
La de contralto es la más grave de las voces femeninas, un raro y escaso registro de voz que poseía la canadiense Maureen Forrester, quien durante cuatro décadas sobresalió como intérprete de concierto, en especial en el repertorio de música antigua, con Bach y Händel a la cabeza, y el posromántico, erigiéndose en referencia en la interpretación de Mahler de la mano del director de orquesta Bruno Walter, discípulo del compositor austriaco. Forrester murió el pasado miércoles (16 de junio) a los 79 años en su casa de Toronto a causa de complicaciones de la enfermedad de alzhéimer que padecía desde hacía varios años.
La más pequeña de cuatro hermanos, Maureen Forrester nació en Montreal (Canadá) el 25 de julio de 1930 en el seno de una familia humilde de origen escocés e irlandés. A los 13 años dejó el colegio para empezar a trabajar como recepcionista y secretaria, lo que le permitió financiarse sus estudios de piano y canto. Empezó cantando como soprano hasta que a los 17 años su profesora Sally Martin descubrió su verdadera tesitura de contralto. Prosiguió su formación con el tenor británico retirado Frank Rowe y con el barítono holandés Bernard Diamant, a quien ella siempre consideró su más importante profesor.
En su discografía figura la primera grabación de 'El pessebre', de Casals
Debutó profesionalmente en 1951 con el Coro Eldar de Montreal y protagonizó su primer recital en solitario en 1953 organizado por la asociación de Juventudes Musicales de su ciudad natal. A principios de 1955 debutó en España, donde posteriormente, hasta la década de 1990, se la pudo escuchar tanto en conciertos como en recitales en Madrid, Canarias o Barcelona.
Forrester emprendió una brillante carrera por los cinco continentes y aunque también cantó ópera, principalmente papeles para mezzosoprano, centró su repertorio en el género del concierto y el recital convirtiéndose en referente en la interpretación de la música de Mahler.
Cantó con las mejores orquestas y bajo la dirección de algunas de las más respetadas e importantes batutas, entre las que figuran, además de Klemperer y Walter, Herbert von Karajan o George Szell. También hizo incursiones en el repertorio del musical y la canción popular, que se reflejan en su extensa discografía, en la que figura la primera grabación del oratorio en catalán El pessebre, de Pau Casals, bajo la dirección del propio compositor y violonchelista, registrada en Puerto Rico en 1972.
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