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El penúltimo 'arreón' de Gómez

El PSM celebra hoy el último comité regional antes de las elecciones - El dirigente socialista lucha por confirmar su candidatura

Jesús Sérvulo González

Los dirigentes socialistas madrileños se preparan para la batalla. El problema es que el enemigo -mejor dicho, el rival- está en casa. El secretario general del Partido Socialista de Madrid (PSM), Tomás Gómez, se enfrenta hoy a su último comité regional, el máximo órgano político entre congresos -está previsto que acudan más de 500 afiliados-, antes de las próximas elecciones autonómicas y locales de mayo del próximo año. Y lo hace sin saber aún si será el candidato de los socialistas para enfrentarse a Esperanza Aguirre (PP) y sin conocer tampoco quién será el aspirante de su partido en la capital. La incertidumbre generada por estas incógnitas está provocando gran desgaste al dirigente socialista. En los próximos meses Gómez tendrá que luchar para conseguir su nominación. En el camino tendrá que superar a los críticos, cada vez más numerosos.

Su eclosión política en 2007 se ha disipado en debates internos
Hace un mes el responsable socialista cargó contra José Blanco
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Para ello ha diseñado una estrategia que pasa por asegurar a su gente de confianza en los cargos del partido. En el comité regional que se celebra hoy se creará la comisión electoral que permitirá designar a los candidatos de los municipios de menos de 50.000 habitantes sin necesidad de contar con el visto bueno de Ferraz, sede nacional del PSOE. Con esta maniobra, Gómez se asegura el nombramiento de al menos 160 aspirantes que estarán en deuda con él por tal designación. También se ha iniciado la confección de un programa de gobierno, un sucedáneo del futuro programa electoral. Esta idea le permitía presentar sus credenciales con un proyecto elaborado. Pero todo esto no arregla los problemas.

El año 2010 debía servir a Tomás Gómez para recomponer su malgastada imagen. Su eclosión política en 2007 se ha disipado rápidamente en debates internos. El recuerdo del alcalde más votado de España queda ya demasiado lejos y se propuso recuperarlo. Comenzó el año con buen pie, participando en asambleas vecinales para darse a conocer. Intentando proyectar una imagen de cercanía. Pero la ansiedad en política es peligrosa.

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Pasaban los meses y los rumores sobre la candidatura comenzaron a pesar en el ánimo del líder socialista. Y se precipitó, según reconocen varios dirigentes socialistas madrileños consultados para elaborar esta información. Hace un mes, tras conocer los resultados desfavorables de una encuesta publicada por este diario -el sondeo preveía un descenso de la intención de voto de los socialistas y el conocimiento popular de Gómez estaba por los suelos-, el responsable socialista cargó contra José Blanco, número dos del PSOE. Le acusó de poner palos en las ruedas y de torpedear su candidatura. Lo hizo en una reunión interna, pero delante de destacados dirigentes. Sabía y esperaba que el mensaje trascendería. Durante un par de días el partido parecía estar en llamas. El asunto se zanjó con un comunicado en el que 23 alcaldes socialistas de Madrid respaldaban a Gómez. Enfrente, otro grupo de alcaldes y altos cargos afeaban la provocación de Gómez a Blanco. Zapatero dio orden de zanjar el asunto. En plena presidencia europea y con la crisis enfervorizada no era momento para nuevas heridas.

El episodio descubrió las posiciones de unos y otros. Por un lado, están Gómez y los suyos. Los que le arroparon desde el principio y aquellos a los que ha ido dando protagonismo en su ejecutiva y ha recompensado con distintos cargos, como en Caja Madrid. Por otro, los Socialistas por el Cambio, un grupo minoritario que va acaparando la atención de muchos descontentos. En este escenario, también, están los fieles a Blanco. Habían esperado pacientes la decisión de Ferraz hasta que se produjo el ataque al ministro de Fomento. Y los alcaldes: los regidores de los principales municipios del sur que sostienen a Gómez "por un ejercicio de responsabilidad" y rechazan la intromisión de la dirección nacional, salvo que sea para apostar por un ministro de primer nivel.El sector más numeroso es el grueso de militantes que se mueve por lo que dicta Zapatero. El presidente respaldó a Gómez al principio, por eso logró más del 90% de apoyos cuando fue elegido secretario general del PSM. Pero ahora ese apoyo no está tan claro. Al final, será el presidente quien tenga la última palabra, aunque Gómez se esfuerce por proclamar: "Es inconcebible, no lo contemplo, que Zapatero imponga el candidato en Madrid".

Mientras, el sector más crítico, Socialistas por el Cambio, ha elaborado un documento que presentara hoy en el comité regional. Reclaman a Gómez que "llame a la movilización de todos los militantes socialistas en todos los rincones de Madrid para respaldar con firmeza al Gobierno de Zapatero en la tarea de sacar al país de la crisis". La cita política hacía presagiar mayor contundencia de este sector crítico que lleva meses dispuesto a derrocar a Gómez. Un portavoz de este movimiento asegura que habrá numerosas intervenciones en el comité para fijar sus posiciones y censurar la gestión de la dirección socialista regional. "La situación de crisis en todo el país tampoco permite muchas estridencias", justifican. Algo parecido les ocurre a los fieles a Blanco. Aguardan su momento. Fuentes de este sector explican que seguirán escrupulosamente el calendario dictado por Ferraz. La dirección del PSOE ordenó aplazar las candidaturas hasta después del congreso nacional que se celebrará el próximo 17 de julio.

Todos claman por primarias. Un proceso al que Gómez está dispuesto a acudir. El problema para sus rivales será encontrar aspirante con el suficiente respaldo. Algunos cargos que la verdadera batalla estará en la confección de las listas para la Asamblea de Madrid. Pero para eso, aun queda todo un verano. Julio será caluroso y hay quien no quiere quemarse.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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