Iniesta y Villa no se encuentran
El centrocampista, que se marchó lesionado, lideró al equipo con malicia e intención y de sus botas salieron las mejores ocasiones de la primera parte
Le preguntó el seleccionador si estaba para jugar y el chico más blanco de Fuentealbilla le dijo que sí, que por supuesto. Ya se perdió el último mes de la Liga con su equipo, el Barcelona, así que no estaba dispuesto a quedarse fuera, consciente de que si él está bien, hay un sitio con su nombre en la pizarra de Vicente Del Bosque. El medio recibió un golpe en la primera parte del amistoso en Murcia contra Polonia (9 de junio) que le provocó un edema. Los médicos le cuidaron y fue incorporándose poco a poco al trabajo de grupo.
Después de que Iniesta volviera a trabajar con el grupo, el pasado domingo, Del Bosque dijo que hablaría con él para ver si podía ser de la partida. Y sí, tuvo el ok. El seleccionador podía habérselo guardado para mejor ocasión, pero no parece que haya mejor ocasión que el primer partido del mundial. "El primero hay que ganarlo sí o sí", asumió Del Bosque. Y si había que ganarlo, no podía permitirse el lujo de sentar a Iniesta. Así que el chico de Fuentealbilla jugó ayer en Durban. Y, como de costumbre, jugó mucho.
Por dentro y por fuera, tocando y llegando; guardando la pelota o arriesgando con pases profundos. Y aunque buscó a Villa al espacio, le encontró poco. Si vio a Piqué, a quien habilitó en la mejor ocasión del combinado español en el primer tiempo, pero al central, tras un recorte espectacular, se la sacó el portero. El mismo se marchó como una bala camino de la portería, pero cuando se deshizo de Gritching, el suizo le derribó.
Iniesta tiró del equipo en la primera parte como se supone que suelen hacerlo los jugadores especiales. Pura seda, el número seis de La Roja no sacó rendimiento así que dio un pase adelante y al volver al campo, se pegó a la cal. Hasta que aparecieron Torres y Navas en escena, el de Fuentealbilla tuvo más intención y malicia que nadie en la roja. Lichtseiner le molió a palos, pero ni por esa le giró la cara al duelo.
En una de esas, un golpe en el muslo le dejó tirado en el suelo. Cuando se puso de pie, Pedro estaba en el campo y enfiló camino del banquillo. "Un golpe. Nada importante, nada que me impida hacer más cosas. Ya tengo ganas de volver a jugar", dijo Iniesta tras el partido. "Es una lástima. El primer partido siempre es importante ganarlo, pero nos quedan dos y hay que estar tranquilos", aseguró ante de explicar que el Príncipe Felipe bajó a los vestuarios tras el encuentro para darles ánimos: "Ha sido todo un detalle porque todos quieren aparecer cuando se gana y él ha venido a vernos en la derrota". Como el Príncipe, Iniesta también apareció ayer. No fue suficiente.
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