Euforia 'granota' bajo la lluvia

Con los ojos achinados para agarrar bien fuerte la sonrisa, Luis García Plaza, técnico del Levante UD, chocaba ayer cuantas manos se le cruzaban en el camino. Estaba feliz, radiante y no era para menos: su equipo, el de la ley concursal, el humilde, el que ha caminado por el precipicio con la quiebra al fondo tras años de despilfarro, celebraba un nuevo ascenso, el tercero en siete años.

La lluvia, que cayó con fuerza, no evitó que las banderas volaran sin descanso. La plantilla llegó hacia las 19.50 al centro para ofrecer el ascenso a la Virgen en la basílica. Cientos de aficionados granota, cantando su pasión, vitorearon a sus héroes frente a la fuente del padre Turia. Les hicieron pasillo cuando entraron, cuando salieron y todo el camino hasta la Diputación de Valencia, donde les recibió el presidente Alfonso Rus. Los jugadores, extasiados, le cantaron esa de clavelitos, clavelitos de mi corazón. La cantaron todos juntos, a coro, de la misma manera que han conseguido un hueco en Primera División. Luego fueron al Ayuntamiento.

Luis García es el gran artífice del ascenso. Ayer no paró de sonreír

Los jugadores le cantaron a Rus lo de clavelitos de mi corazón

Es curioso el caso del Levante. Sin grandes estrellas y tras perder su lugar en Primera, el proyecto de Luis García echó a andar en el verano de 2008. El club renacía. Se habían acabado los años del despilfarro, de jugadores cobrando cientos de miles de euros, caso de Riga, todo aquello quedaba atrás. Llegó Luis García para intentar mantener el equipo en Segunda y lo logró con más facilidad de la esperada. El éxito esta temporada encumbra su manual. García ha conseguido armar un equipo armonioso, trabajador y equilibrado, un grupo maduro capaz de controlar el ritmo del campeonato. Sirva de prueba la estadística: en la jornada 21, el Levante estaba noveno con 30 puntos y 23 goles anotados. 20 domingos después, el equipo acumula 71 puntos y se ha convertido en el máximo realizador de la Segunda División con 63 goles. Pese a tal cantidad, no hay un goleador que destaque sino tres: con los 13 tantos de Rubén, los 12 de Javi Guerra y los 10 de Juanlu, el Levante es el único conjunto con un trío de anotadores entre los 20 primeros.

Lo grande de este equipo es quizá su carácter familiar, con la afición tan cerca de los jugadores como se demostró ayer. Antonio Puig y Rafael Martínez Coll así lo reconocían orgullosos. Sus padres jugaron para el Levante y ayer contaban historias sin parar, como quien habla de las aventuras de un familiar viajero. "¿Te acuerdas de Calpe, el del primer ascenso en 1963?", preguntaba uno. "¡Sí! claro", respondía el otro, "su padre también jugó con nosotros. Aquel tenía un taller de forja en el Grau y se lo rifaban entre Valencia y Barcelona. ¡Ah!, pero no se fue. Le dijeron en el puerto, que es de donde le venía el trabajo, que si se iba al Valencia se le acababa el negocio". Ayer la lluvia daba igual.