La segunda vida de la Real
Tras estar al borde de la quiebra, el conjunto vasco recobra estatus y solvencia económica
Es el regreso de un clásico. Y por la puerta grande. La Real Sociedad vuelve a Primera tras vencer ayer al Celta de Vigo (2-0) en Anoeta. Para los de Martín Lasarte se ha cumplido el dicho que asegura que a la tercera va la vencida. Después de que la victoria del Betis y el empate del Cartagena impidieran el ascenso el pasado fin de semana, la Real certificó ayer, al fin, su presencia en la máxima categoría del fútbol español y se proclamó, además, campeona de la Segunda División.
Fue una tarde de gloria y catarsis ante el Celta, su rival de las grandes ocasiones, que no pudo frenar el empuje de un equipo convencido de sus posibilidades. Xabi Prieto y el pichichi Carlos Bueno se encargaron de los goles. El primero fue de penalti y a la segunda, ya que alguien entró en el área antes de tiempo e invalidó el primer tiro. Los blanquiazules dejan atrás tres temporadas, desde aquel descenso del 17 de junio de 2007 en Mestalla ante el Valencia, en Segunda. En dos de ellas ha tenido serias opciones de retornar a Primera. En 2008, con Juan Manuel Lillo en el banquillo, los donostiarras asistieron a una remontada del Alavés que les dejó seriamente tocados: con el ascenso casi conseguido, los vitorianos voltearon el marcador en dos minutos (de 1-2 a 3-2).
La Real ha protagonizado un gran curso y lo ha cerrado con el honroso mérito de ser el equipo menos goleado del campeonato (33). Ahora solo queda en su camino el Elche, partido que se ha convertido ya en un mero trámite. Ayer les bastaba con empatar e incluso perder, pero supieron ir más allá y dar a los eufóricos aficionados motivos más contundentes para orquestar la gran celebración que se adueñó de San Sebastián. La Real recupera así el estatus que tuvo en su día, cuando se convirtió en el equipo que más temporadas seguidas había permanecido en Primera por detrás del triunvirato (Madrid, Barça y Athletic). Llegó incluso a discutir el título de Liga al Madrid hasta la última jornada. Más allá del evidente significado deportivo del ascenso, la Real logra también recuperar su solvencia económica y desligarse de las bombonas de oxígeno de las instituciones.
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