La Bolsa reacciona desde mínimos

La Bolsa española ha pasado esta semana de marcar dos mínimos anuales consecutivos a cerrar con una subida del 7,15%, la mayor del actual ejercicio. Las claves para este cambio de orientación estuvieron en el anuncio del BCE de mantener abiertas las líneas de liquidez prácticamente ilimitada para la banca y en la razonable facilidad con que el Estado español colocó su emisión de deuda a tres años en el mercado.

Los planteamientos de las dos primeras sesiones de esta semana eran completamente negativos, en primer lugar, por el anuncio de Hungría de la semana anterior de su posible bancarrota. La presión sobre la deuda de los países periféricos aumentó con fuerza y parecía complicar la subasta de deuda española a tres años prevista para el miércoles. La presión vendedora sobre la deuda española en el mercado secundario hizo subir la rentabilidad del bono español a 10 años hasta el 4,70% y situó el diferencial con la deuda alemana en 219 puntos básicos. Las tensiones ya se habían trasladado antes al mercado interbancario, en el que las entidades españolas podían tener problemas para conseguir liquidez.

La situación en la Bolsa española era muy negativa bajo la constante presión del papel y analistas e inversores pensaban más en los soportes del Ibex 35 que en un posible rebote de las cotizaciones. La decisión del BCE de conceder liquidez ilimitada a los bancos durante el tercer trimestre del año alivió la situación lo suficiente como para frenar la corriente vendedora, al tiempo que la importante demanda de deuda contribuía a desviar las tensiones.

Desde aquel momento, el criterio sobre los valores bancarios españoles cambió radicalmente y, ya en la última sesión de la semana, atrajo con fuerza a los inversores al afirmar el Banco Santander que este año repetirá el beneficio de 2009 gracias a la diversificación internacional de su actividad.

Los criterios de los inversores se han dejado llevar en los últimos días por un ambiente muy pesimista en el que se potenciaban las malas noticias, mientras que las que eran más positivas pasaban prácticamente desapercibidas.

Al margen de ese ambiente enrarecido por meses de contratiempos, los inversores están abrumados por la avalancha de medidas de austeridad anunciadas por muchos países miembros de la UE. Cuando parecía existir cierto consenso sobre la concentración de los problemas en algunos países de la periferia, Alemania anuncia un drástico plan de austeridad del que se piensa que puede frenar la recuperación de la economía, aunque consiga sanear las cuentas públicas. En Reino Unido aún no hay medidas concretas, pero en los mercados se espera algo similar a lo anunciado por Alemania.

Con estos planteamientos a largo plazo, hay que poner en cuarentena la reacción de esta semana.