Ver para creer
Con Rubio y Navarro desenfocados, el Baskonia suma la segunda victoria contra el Barça
Como decía aquel programa de televisión, esto es increíble. Por segunda vez consecutiva el Caja Laboral asaltó el Palau y se encuentra a una sola victoria de rematar lo que sería una sorpresa mayúscula. El mejor equipo de Europa, intratable toda la temporada, ganador de la Euroliga hace poco más de un mes con un juego deslumbrante, se ha derrumbado en el momento más inesperado, justo cuando se encontraba a las puertas de completar un curso redondo. La transformación ha sido tan radical que resulta de difícil explicación incluso asumiendo la indigestión que le ha provocado un parón de nueve días sin competición. Si el jueves le costó un mundo entrar en el partido, en esta ocasión dejó lo peor para el final, al que llegó al borde de un ataque de nervios y con sus jugadores decisivos muy desenfocados, en especial Navarro y Rubio. Será difícil asistir otra vez a una versión conjunta tan desacertada, poco productiva en cualquier faceta y con tamaño desatino en sus decisiones. Estuvieron tan fuera del partido que terminaron arrastrando a sus compañeros, que hasta ese último cuarto habían aguantado más que dignamente (53-47) gracias sobre todo a la superioridad de los hombres altos, Morris y Mickael especialmente, que no sólo sumaron puntos sino que maniataron a Splitter hasta dejarlo en cuatro puntos.
BARCELONA 69 - CAJA LABORAL 70
Regal Barcelona: Rubio (6), Navarro (4), Mickeal (18), Morris (12) y Lorbek (6) -equipo inicial-; N'dong (9), Basile (2), Lakovic (10), Grimau (0), Trias (0), Sada (0) y Fran Vázquez (2).
Caja Laboral: Huertas (13), Oleson (10), San Emeterio (19), Teletovic (3) y Splitter (4); Eliyahu (6), English (3), Palacio (4), Ribas (3), Herrmann (5) y Golubovic (0).
Árbitros: De la Maza, Martín Bertrán y Conde. Eliminaron por personales a Navarro (m. 40).
7.235 espectadores en el Palau Sant Jordi.
Este dato, unido a los tres del otra vez errático Teletovic, hace aún más meritorio el trabajo del Caja Laboral. Si en el primer partido fundamentaron su victoria en un arranque que les dio valor y confianza, en esta ocasión anduvieron agazapados esperando su oportunidad. Mantuvieron una distancia razonable y contrarrestaron siempre los arreones azulgranas, sabedores que el golpe debía ser tan certero como de difícil recuperación. No fue fácil pues el Barça, visto como andaba su pareja más ilustre, decidió cargar el juego por dentro. A cada golpe respondieron con inteligencia y saber estar, de la que Marcelinho y San Emeterio cuentan a raudales. Hasta que viendo a los azulgranas ya maduros se dispusieron para el asalto definitivo.
Llegó a falta de tres minutos con una canasta de San Emeterio, imperial toda la tarde, que colocó a los vitorianos por primera vez con el marcador favorable (61-62). Con el Barcelona en coma, nadie mejor que Marcelinho para rematar una faena que una última jugada algo rocambolesca estuvo a punto de arruinar. Tras un par de decisiones arbitrales poco habituales, los azulgranas todavía contaron con un saque de banda en medio campo y 1.6 segundos (69-70) para obrar el milagro. Rubio rubricó su mala actuación con un arriesgado pase que fue robado por Ribas.
La serie viaja a Vitoria con el 2-0 previsto, pero al revés. Nadie da por cerrada la final, pero la misión para el Barcelona resulta homérica. Aunque tal y como se está desarrollando esta final, cualquiera apuesta por algo.
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