El sabor del final
Petty es el último de la estirpe del rock clásico de los setenta. Era un jovencito destinado a ser grande cuando el rock era todavía el género dominante de la música comercial. Hoy, a pocos meses de cumplir 60, llena estadios solo con su nombre y tiene un repertorio tan lujoso que no necesita temas nuevos para irse de gira. Quizá por eso el primer álbum en ocho años con su banda de siempre, The Heartbreakers, es principalmente una jam de rock clásico y blues pesado, a veces rozando lo plomizo. Grandes músicos tocando sin presión, pero también sin tensión, para su propio disfrute, con ocasionales momentos de brillantez, la mayoría salidos de la guitarra de Mike Campbell. No es demasiado, la verdad.
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