La reina de las milongas porteñas

La vida de Anita Palmero (Ronda, 1902-Buenos Aires, 1987) es de esas que da para una o varias películas. Esta rondeña dejó su nombre grabado a fuego en la historia del tango durante la primera mitad del pasado siglo, época de oro del género y en la que reinó como cancionista entre la sociedad porteña de la mano del que fuera manager del gran Carlos Gardel. Triunfó en las milongas -lugar en el que se baila indistintamente tango y milonga y que suele ser el salón de un club-, teatros y en la radio argentina, donde participó en diversos programas musicales de gran éxito. Con tan jugosos ingredientes el director malagueño Gaby Beneroso ha realizado, junto a Enrique de la Vega,el documental Anita Palmero, una suerte de tangos (Barvoleta Films, 2009).

La cantante fue íntima de Evita Perón y de Gardel y rodó varias películas

Antes de hacer las Américas, Anita Palmero tampoco tuvo una vida convencional. A los 15 años huyó de la miseria con su familia refugiándose en el protectorado francés de Marruecos. Allí, en Tánger y Casablanca, comenzó su carrera artística, vocación que apuntaba desde pequeña cuando se disfrazaba con la ropa de su madre para jugar a ser actriz. En 1925 se unió a una compañía de variedades y, tras pasar por el teatro Romea de Madrid, hizo una gira por México y Cuba como tonadillera. A los 23 años llega a Buenos Aires, donde conoce a José Razzano, representante de Carlos Gardel, con el que vive un romance y que le apadrina e introduce en el mundo del tango.

Comienza aquí su exitosa carrera como cancionista de tango, convirtiéndose en una de las artistas mejor pagadas y más conocidas de los años 20 y 30 en Argentina. Palmero hizo historia al interpretar el primer tango del cine sonoro argentino.

Su carrera subió como la espuma, al tiempo que su vida personal ofrecía capítulos dignos de un serial. Fue íntima de Evita Perón y de Gardel, triunfó como cantante, intervino en diversas películas y estrenó en el teatro... todo hasta que su adhesión al peronismo le costó ser víctima de la purga de artistas que siguió al golpe de Estado contra Juan Domingo Perón en 1955.

En lo personal, Palmero vivió sonados romances en la época y estuvo casada dos veces. El primer matrimonio la marcó hasta casi retirarla del mundo del espectáculo. El segundo casamiento, con el actor Lalo Harbin, apunto estuvo de costarle la vida, cuando su esposo la tiroteó en plena calle.

Su azarosa vida llegó a su fin en 1987, a los 84 años. Pero su última actuación fue a los 43 años. "Fue la estrella del tango desde 1925 a 1932, luego su estela se fue apagando", comenta Beneroso. Anita Palmero está enterrada en el cementerio de La Chacarita de Buenos Aires, donde descansa en el olvido pese a que algunas de sus temas figuran entre los clásicos del tango, como su versión de Botarate o su composición Burrero seco.

"Con esta película intentamos rendir un homenaje a su figura y cumplir el deseo que ella nunca pudo realizar: volver a su tierra y ser acogida", explica Gaby Beneroso.

"Mi familia, emigrante en Casablanca, tenía un trato muy cercano con las hermanas de Anita, y en mi casa se hablaba mucho de ella. Hasta que no empecé a hacer indagaciones sobre ella no fui consciente de la importancia que Anita había tenido en su época. Investigando sobre su vida nos dimos cuenta de que nadie la conocía en Ronda y que su nombre apenas si se recordaba ya en Argentina. La reflexión que me provoca la película es que el éxito es algo muy efímero", relata Beneroso, que ha invertido tres años en rodar esta cinta entre Málaga, Ronda, Tánger, Casablanca y Buenos Aires, lugares a los que llevará el documental.