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Malestar en los barrios de Valencia por el 'tijeretazo' de Barberá

Natzaret, Russafa o Benimaclet exigen actuaciones prometidas hace años

Pablo Ferri

Cuando el Gobierno anunció hace unos días que los ayuntamientos no podrán endeudarse a partir del año que viene, al de Valencia le vino como anillo al dedo, según la oposición. "Ahora querrán mezclarlo todo", vaticinó el concejal socialista Juan Ferrer, "diciendo que deberán hacer un plan económico por los recortes del Gobierno". La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, del PP, no tardó en avisar de que tras el decreto del Gobierno, Valencia no podrá invertir "ni un euro" en sus barrios. El tijeretazo será culpa del Ejecutivo, insistió.

Ferrer denunció entonces el mal estado de las finanzas municipales y explicó, en resumen, que si los barrios se quedaban sin inversiones no era por culpa del Gobierno sino por la mala gestión del PP. Algunos barrios, indignados por el anuncio de la alcaldesa, se han echado a la calle o piensan hacerlo en las próximas semanas.

En Benimaclet, los vecinos se juntarán y pondrán una primera piedra simbólica
La asociación de El Cabanyal dice que solo se ha invertido en derribar casas

- Benimaclet. Los vecinos se toman a guasa las explicaciones de la alcaldesa. Paco Guardeño, portavoz de la asociación de vecinos, relata que en el barrio hay 260.000 metros cuadrados de huerta abandonada que llevan 16 años esperando a convertirse en equipamientos: una casa de la cultura, un parque, zonas deportivas y escolares... Cuando la alcaldesa fue el martes por la tarde a la feria de la tapa, organizada por los comerciantes del barrio en la calle, los vecinos la abuchearon. "Precisamente el día que dice que no va a invertir ni un euro", explica Guardeño, "viene aquí a tomarse una cervecita... Pues claro que la abucheamos y no eramos de fuera, no, éramos muchos y del barrio". Los vecinos de Benimaclet van a concentrarse antes de que acabe el mes para exigir que se actúe en la huerta de una vez. "Como a los políticos les gusta eso de poner primeras piedras, nosotros cogeremos a nuestra Rita [alguien con disfraz] y pondremos la primera piedra en la zona donde deben construirse los equipamientos".

- Malilla. La pasada semana, los vecinos de Malilla, en el sur de la ciudad, se manifestaron para exigir al consistorio que ceda los terrenos necesarios a la Consejería de Sanidad para que construya un centro de salud. Con más de 20.000 habitantes, Malilla se apaña con un ambulatorio instalado en una planta baja. La asociación vecinal recoge firmas estos días para poder acudir al pleno del Ayuntamiento y así reclamar al gobierno local que acelere la cesión de terrenos para el centro sanitario, la construcción de un polideportivo y que acuerde con la Consejería de Educación la construcción de un nuevo colegio.

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- Russafa. Si de algo carece Russafa es de plazas escolares. Cada viernes, las madres del barrio se concentran en las puertas del solar donde debe construirse el nuevo colegio y exigen que las obras empiecen de inmediato. Aunque no es sólo el centro escolar. Inma Bausset, de la asociación de vecinos, lamenta que con la promesa del Parque Central, un jardín de 23 hectáreas que lindará con Russafa, les han callado durante mucho tiempo. "Es demencial", se queja Bausset, "que la alcaldesa sea tan mezquina de escudarse en el decreto del Gobierno para decir que no va a haber inversiones". Los vecinos preparan un comunicado de respuesta y piensan en organizar una cacerolada en el barrio como protesta.

- Natzaret. Hace unos días, varias decenas de vecinos de Natzaret organizaron una fiesta al lado de un puente que une el barrio a la ciudad, pero que sólo se usa los días de la fórmula 1. El consistorio les prometió que serviría de vía de acceso al barrio durante el año, pero no ha sido así. "En Natzaret", explica Julio Moltó, de la Associació de Veïns i Veïnes, "no paramos de reivindicar. Estamos hartos de pedir que nos quiten la fábrica de aceites de aquí, por el peligro de incendio y ahora pretendemos que nos planten árboles para contrarrestar los gases que sueltan los coches de carreras, como han hecho en Montmeló, en Barcelona". Lo de la fábrica de aceites viene de largo. El pleno del Ayuntamiento aprobó pedir a la Generalitat que le retirase la licencia, pero ahí sigue.

- El Cabanyal. "Casi mejor que la alcaldesa diga que no va a invertir en los barrios", ironiza el portavoz de la asociación de vecinos, Vicente Gallart, "porque en lo único que se ha gastado el dinero ha sido en derribos". Las únicas actuaciones este año en el barrio se deben a fondos del Plan E. Aún así, la alcaldesa ya advirtió de que paralizado el plan de prolongación de Blasco Ibáñez por el barrio, los equipamientos están en el aire.

Las cuentas del Ayuntamiento

- Presupuesto: Silvestre Senent, concejal de Hacienda, anunció en marzo el buen estado de las finanzas municipales aprovechando la liquidación del presupuesto de 2009. Explicó que el consistorio había cerrado el ejercicio con superávit y que las críticas del edil socialista Juan Ferrer por los "trucos contables" en las cuentas eran pura manipulación. Ferrer denunció que con las cuentas de la EMT, el balance del Ayuntamiento se tambalea y aseguró que su deuda obliga al gobierno local a pedir permiso al Gobierno para nuevos préstamos.

- Inversiones: La alcaldesa Rita Barberá amenaza con no invertir en equipamientos en los barrios. Así, quedarían sin hacerse la remodelación de la avenida de Ausiàs March, un nuevo colegio en Malilla o la rehabilitación de San Vicent de la Roqueta.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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