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La 'fusión fría', un sistema incierto para solucionar problemas

Íñigo de Barrón

La novedad de la reestructuración de las cajas han sido los Sistemas Institucionales de Protección (SIP), también conocidas como fusiones frías. Estos acuerdos permiten mantener lo más sensible (los consejos de administración, la obra social y las oficinas con la marca comercial), mientras se une en un banco el corazón del negocio: los modelos de riesgo, los sistemas informáticos, el capital y, al menos, el 40% de los beneficios. También se firma un compromiso mutuo de solvencia y de permanencia por un mínimo de 10 años. Algunas la denominan "fusión a fuego lento" porque si se analiza con detalle la letra pequeña establecida por el Banco de España, es difícil romper el acuerdo.

Pero las prisas son malas consejeras y muchos de los SIP se han formado con la presión de un calendario que acaba el día 15 de junio. Ahora llega el momento difícil de jerarquizar diferentes equipos directivos, admitir un liderazgo, un solo sistema de riesgos, etcétera. Alfonso García, socio de AFI, dice: "Los SIP son un sistema rápido y flexible, pero deben demostrar que pueden eliminar oficinas y plantillas. El entorno es muy complicado. Si no lo hacen bien, llegará una segunda ronda de fusiones".

Luis Garicano, profesor de la London School of Ecomics, considera que el SIP "no es suficiente". "Tiene de bueno que las cajas reconocen sus pérdidas y refuerzan su capital con el fondo de rescate, pero no es adecuado para cortar gastos. Una fusión tradicional sería mejor", añade.

Íñigo Vega, analista de Iberian Equities, coincide en que la clave es "recortar gastos en un momento de márgenes a la baja y provisiones al alza". Xabier Mena, profesor de ESADE, apunta: "Los SIP tienen alto riesgo de bancarizar las cajas y creo que alguno de los que se está haciendo no tienen mucho sentido. Llegará una segunda vuelta porque no todos van a funcionar". Por último, el vicepresidente de Caja Madrid, Virgilio Zapatero, escribió recientemente: "Los SIP por sí solos no resuelven los problemas de solvencia. Al fin y al cabo se trata de préstamos que hay que devolver algún día, y por eso se necesita algo más". Estas declaraciones fueron anteriores a la fusión fría que acaba de firmar la entidad madrileña con cinco pequeñas cajas. No se sabe si ahora opina lo mismo.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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