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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Larga vida a la parejita feliz del 'country'

Stacey Earle y Mark Stuart exhiben las mejores armonías vocales de Nashville

Ni un centilitro de alcohol a la vista en el camerino que Stacey Earle y Mark Stuart ocupaban anoche en la sala El Sol. Los dos sostienen refrescos de cola, uno de ellos en versión light. "Rara vez me verás con una cerveza en la mano", certifica el integrante masculino de la pareja artística y sentimental más ilustre de Nashville, un dúo que encarna la quintaesencia del country acústico, el folk, el blues y demás músicas terruñeras que integran la etiqueta de americana.

Juntos han rubricado ocho discos y acumulan 18 temporadas en la carretera, pero aún no necesitan vacaciones de sí mismos. "Aunque ofrecemos una media de 280 conciertos al año, regresamos a casa y solo nos apetece seguir juntos y hacer vida doméstica, cocinando o cuidando el jardín", revela Stacey, permanentemente risueña.

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El concierto de anoche servía como excusa para presentar una pulsera con memoria interna en la que han reunido casi 200 canciones, 35 de ellas inéditas. Cuesta 30 euros, "mucho menos que la caja con la integral de los Beatles", bromean. Earle observa con asombro y melancolía cómo media vida artística puede constreñirse en unos pocos centímetros cuadrados, pero no renuncia a su militancia de artista clásica. "Respeto el formato digital, pero amo el sonido analógico, reivindico los vinilos y espero que los jóvenes sepan distinguir lo auténtico. Yo ni siquiera me he comprado un iPod. El MP3 y los auriculares son a la música lo que las hamburguesas a la gastronomía".

Ellos tienen repertorio donde escoger, desde luego, y nunca preparan un listado de canciones antes de salir al escenario. "Sería aburridísimo", certifica Stuart. "Yo idolatro a Paul McCartney, por ejemplo, pero si acudiera a dos conciertos en los que tocase lo mismo, ya no me gastaría el dinero del tercero". Earle asiente, como casi en todo. "Yo invertiría los dólares de esa tercera entrada en unos buenos pasteles de chocolate. Mark y yo nos comportamos casi como gemelos. Sabemos lo que piensa el otro en cada momento y decidimos qué canción nos apetece con un gesto, un acorde o la colocación de una cejilla".

Se saben de la vieja escuela, pero esta pareja feliz asume con orgullo ese papel. Alguien comenta que, tras su concierto, aún tendrían tiempo de acercarse a ver a Bon Jovi en el Rock in Rio. "Uhm, bueno, molan", anota Stacey, muy cortés. Pero Mark cercena el plan: "Hubo un tiempo en que podría animarme, pero ya no me imagino dando saltos junto a otras 100.000 personas. Me gusta más la idea de tumbarme en el hotel y zapear con la tele". Saben que ellos jamás congregarán multitudes y lo tienen asumido. "Nunca tendremos un número 1, el rockabilly no suena en la radio desde Stray Cats y por cada artista de blues que trasciende, como Susan Tedeschi, hay otros miles que no llegamos a conocer. Incluso llevo 25 años deseando sin ningún éxito la desaparición del rap", enumera Earle con gesto de resignación.

Siempre nos quedarán, al menos, álbumes como S&M Communion bread y algunas de las mejores armonías vocales que pueden escucharse a día de hoy.

El dúo formado por Mark Stuart y Stacey Earle en una imagen promocional.
El dúo formado por Mark Stuart y Stacey Earle en una imagen promocional.

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