"El euro es nuestra divisa, pero es vuestro problema"
EE UU y China revisan sus estrategias ante la caída de la moneda única
Nada más ser nombrado secretario del Tesoro en 1971, John Connally (el mismo que acompañaba a John Fitzgerald Kennedy en el coche cuando fue asesinado en Dallas) recibió la visita de un grupo de dirigentes europeos preocupados por las fluctuaciones del tipo de cambio del dólar. Connally les espetó, tajante: "El dólar es nuestra divisa, pero es vuestro problema". Casi treinta años después, la misma frase podría servir para definir la nueva situación del euro, que desde principios de año ha perdido más de un 13% de su valor.
Que la depreciación del euro es un problema para los demás lo demuestra claramente la reciente visita a Europa del secretario del Tesoro de EE UU, Timothy Geithner, que ha pedido a los gobiernos europeos que actúen agresivamente para ofrecer garantías de que las crisis financieras no se extenderán. "Los mercados quieren ver acción y la Unión Europea debe hacer lo necesario para prevenir la inestabilidad", decía Geithner ante su colega británico. "La principal lección de la crisis financiera es que tienes que actuar con rapidez y hacerlo con fuerza".
Geithner ha viajado a Europa para pedir contundencia
El nerviosismo estadounidense es comprensible, toda vez que echa por tierra la estrategia de la Administración de Obama de centrar la recuperación económica en las exportaciones y depender menos del gasto de sus consumidores. Pero también porque, diez años después de la puesta en marcha de la moneda única, los intereses de la banca y la economía estadounidense en euros son cuantiosos. El propio presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, justificó a puerta cerrada en el Congreso la nueva línea de liquidez abierta para el Banco Central Europeo (BCE) en que una suspensión de pagos en la eurozona tendría terribles implicaciones para la banca estadounidense. Según un informe de Barclays, solo a la deuda de Irlanda, Grecia, Portugal y España la banca de EE UU tiene una exposición de 176.000 millones de dólares.
En el caso de China, un rumor sobre la posible revisión de sus activos en euros hundió esta semana la divisa europea. Aunque las autoridades chinas negaron este extremo, sí les obliga a replantearse cómo y cuándo llevar a cabo la necesaria revalorización de su divisa y que Estados Unidos confiaba en que se fuera produciendo gradualmente este año.
La depreciación del euro puede terminar a finales de año, cuando sea más creíble la disciplina fiscal europea, según diversos analistas. Para Morgan Stanley, el problema fiscal inicialmente limitado a Grecia se ha convertido en el problema de toda Europa, pero, "lo que es más importante, ha minado la credibilidad del BCE". Y ese sí que es nuestro problema.
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