"Que Zapatero sea malo no hace bueno al PP"
Griñán acusa Arenas de buscar el desastre para obtener rédito electoral
El de ayer fue un día de esos en los que un lapsus o una frase mal construida termina por robar el protagonismo a todas las reflexiones que se cruzan en un debate político, por muy instruidas y agudas que sean. José Antonio Griñán y Javier Arenas confrontaron en el Parlamento andaluz sus respectivas visiones de la crisis económica, y la senda que se ha de seguir para escapar de ella, con menos crispación que otras veces -esta vez no hubo la acostumbrada pugna por el tamaño de los liderazgos de cada uno-, aunque con la rotundidad y crudeza de siempre. Sin embargo, fue un enunciado desconcertante del presidente de la Junta el que se llevó el foco: "Que Zapatero sea malo, no les convierte a ustedes en buenos".
Arenas: "Si no hubiera salido el decreto, a lo mejor habría elecciones"
La bancada popular elevó la música de fondo de sus murmullos a un sonoro abucheo y el líder del PP se echó las manos a la cabeza mientras se reía a carcajadas. Griñán prosiguió a trompicones para intentar enderezar su idea y añadió que si los populares consideran que el presidente del Gobierno es un "desastre", la pregunta que deberían hacerse es "cómo un desastre como Zapatero tiene mejor valoración que el líder del PP [Mariano Rajoy] encuesta tras encuesta".
Hacía escasos minutos que el Congreso de los Diputados había convalidado por solo un voto el real decreto-ley de medidas de ajuste del gasto público que aprobó el Gobierno el jueves de la semana pasada. A Zapatero se le cayó encima un aguacero de críticas. Nunca antes se escucharon tan severas descalificaciones de boca de todos los portavoces. En ese contexto, la frase de Griñán no pudo chirriar más, aunque lo que quisiera decir es que por mucho que los populares pinten de malo e incapaz a Zapatero, eso no les elevaba a ellos a la categoría de buenos.
Antes, Griñán había acusado a Arenas de ser un irresponsable al sentir "regocijo" con la grave situación económica española en lugar de preocupación, así como de que su partido hubiera votado en contra del decreto de ajuste sin medir el desastre que habría supuesto que no saliera: "Prefieren la catástrofe para obtener rédito electoral". El popular le contestó que sí, que efectivamente, "si no hubiera salido el decreto, a lo mejor teníamos elecciones generales y se abría un camino de esperanza".
Luego se enfrascaron en asuntos más en la línea de su duelo habitual. Tras desplegar Javier Arenas la lista completa del supuesto "despilfarro" de la Junta, el socialista le atribuyó un empeño pertinaz por desprestigiar la política con continuas críticas a las cesantías de los cargos de la Administración, los coches oficiales o las indemnizaciones por vivienda, cuando él sí que cobró cesantías como ex ministro, se alojó en esas viviendas en Madrid y se desplazó en vehículos del Gobierno, "no en bicicleta". Además, le acusó de entrar en la Junta no por oposición, sino "a dedo" [como contratado laboral del Ministerio de Cultura, más tarde transferido a la Junta]. "Deje de ensuciar el terreno, porque ensuciando el terreno, ni usted gana ni gana la democracia", concluyó.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.