El doctor Strauss y míster Kahn
Las aspiraciones políticas marcan el discurso del director gerente del FMI
No se puede tomar en serio a Dominique Strauss-Kahn, director general del Fondo Monetario Internacional, cuando habla sobre Francia. No porque sea francés, sino porque es el candidato en potencia del que más se habla para las elecciones presidenciales de 2012, y se ha negado sistemáticamente a dejar claras sus intenciones. Su ambigüedad empieza a ser enfermiza. "DSK", como lo conocen en Francia, debe decir si tiene intención de presentarse.
En una de sus bien planificadas apariciones en los medios franceses esta semana, Strauss-Kahn opinó que Francia o Alemania no deberían recortar sus déficits presupuestarios demasiado rápido. Pero, ¿qué Strauss-Kahn estaba hablando? ¿El director general del FMI, o el hombre con las miras puestas en una candidatura del partido socialista que le permitiría enfrentarse al presidente Nicolas Sarkozy?
Hablando sobre las reformas del sistema de pensiones francés, Strauss-Kahn afirmaba que incrementar la edad de jubilación más allá de los 60 años "no debería ser un tabú". El director del FMI debería haberse limitado a declarar que los franceses no pueden permitirse el sistema actual y tienen que trabajar más tiempo. Pero el candidato presidencial, cuyas posiciones generalmente centristas no le convierten en un favorito de los sectores izquierdistas del partido socialista, no puede permitirse ser tan directo.
Hasta el momento, Strauss-Kahn solamente quiere que todo el mundo sepa que está pensando mucho en la presidencia. Es verdad, es una decisión difícil. ¿Debería abandonar un puesto prestigioso e internacional para meterse en la refriega de la política francesa, cuando no está ni mucho menos claro que vaya a ser el candidato socialista? Incluso si lo eligen, no puede estar seguro de que pueda derrotar a Sarkozy.
Y hay más. Strauss-Khan, que fue ministro de Economía francés a finales de los años noventa, pertenece a la larga serie de altos cargos de Hacienda que hicieron poco o nada por reducir los déficits presupuestarios y recortar la deuda. Teniendo en cuenta la crisis de la deuda soberana de Europa, este pasado podría perseguirle.
Si Strauss-Kahn persiste en su actitud equívoca, el FMI perderá toda la credibilidad en sus tratos con Francia y las declaraciones sobre ella. Esto es algo que no puede permitirse en un momento en el que Europa, y la manera en que los gobiernos de la zona euro están gestionando sus economías, es una de las principales preocupaciones del Fondo. A lo mejor DSK cree que es demasiado pronto para tomar una decisión. Mala suerte. El FMI necesita un director a tiempo completo, totalmente centrado y con autoridad, no un político francés en busca de un ángulo.
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